A finales de los años cincuenta la Buick presentó el portentoso Le Sabre, un elegante sedán que tuvo buenas ventas. Era la realización de un proyecto que había comenzado casi una década antes, en 1951, cuando la General Motors develó por primera vez el prototipo Le Sabre. Esta es su historia, veamos.
Para muchos el Auto Show de ese año fue el más importante de la década. En él se definieron los criterios estilísticos que habrían de dominar esos años y que incluían la introducción de elementos de la aviación como los parabrisas envolventes y las aletas de cola al estilo del Cadillac. El concept Le Sabre fue idea del jefe del Departamento de Arte de General Motors, Mr. Earl Harley. El diseño fue un intento por hacer coincidir –más bien explotar– el aspecto de los entonces supernovedosos aviones de caza a reacción en el diseño automotriz. Como los jets remplazaron a los aviones propulsados por hélice a finales de 1940, simbolizaban lo último en diseño e ingeniería, y Earl tenía la esperanza de llevar este concepto al diseño de automóviles.
Al igual que todos sus proyectos, el auto fue construido para ser apto para circular, y se convirtió en el automóvil personal de Earl por dos años después de terminar su recorrido en el circuito de demostración. Así de exigentes eran en aquellos tiempos. El vehículo tenía una innovadora carrocería compuesta de aluminio, magnesio y fibra de vidrio, y era propulsado por un motor V8, sobrealimentado, de 215 pulgadas cúbicas (3.5 L) capaz de funcionar con gasolina o metanol –algo similar a los fuel-flex de FIAT actuales y como los roadsters de Indy de la época– y tenía una transmisión automática Buick Dynaflow, inusualmente instalada en la parte trasera. Esta, más tarde, fue remplazada por la más sofisticada GM Hydramatic.
Entre otras novedades incorporadas en aquel primer Le Sabre se cuentan un sistema eléctrico de 12 voltios, asientos con calefacción, faros eléctricos ocultos detrás de la ovalada toma central de Jet, grandes ”balas“ en el parachoques delantero las cuales se harían distintivas del Cadillac 1957-59, un sensor de lluvia para activar el mecanismo retráctil del techo, y soportes eléctricos para elevación integradas al chasis para facilitar el cambio de neumáticos. Esta idea sería usada décadas más tarde por los equipos de Fórmula Uno, y este escribidor mucho agradecería en los coches de hoy día, sin dudas unos de esos accesorios que mereció mejor suerte.
El concept Le Sabre fue el primer automóvil de GMC en usar una transmisión montada en la parte trasera, criterio que reaparecería luego en el Pontiac Tempest. También fue el primero que uso un V8 de 215 pulgadas con bloque de aluminio, y que sería el empleado en los Buick Special y Skylark, Oldsmobile Cutlass F-85 y Jetfire, Pontiac Tempest y LeMans y hasta en marcas inglesas como Land Rover, Triumph, MG, y Morgan.
Créditos
Jorge Esténger Wong