Las temperaturas elevadas no son un buen acompañante para el coche y el habitáculo también supone un punto a tener en cuenta y conviene aclarar qué se recomienda para evitar que se transforme en un horno.
Un estudio elaborado por el RACC junto con el automóvil club suizo -TCS, por sus siglas en francés- aporta varias ideas y desmiente falsos trucos con los que protegerse de la canícula. Estos son los más reseñables:
1. El parasol, un accesorio imprescindible. Su eficacia se ha demostrado una vez más en esta investigación: colocarlo bajo el parabrisas reduce como mínimo 11º C la temperatura del interior. Se torna crucial si la luz solar incide directamente en el coche, situación en la que se pueden alcanzar los 55º C dentro del vehículo si hay 35º C constantes en el exterior. Además, previene las quemaduras de piel al contacto con los asientos, el salpicadero, etc., que llegan a superar los 70º C en las mismas condiciones.
2. El color marca la diferencia. Se trata de un concepto sabido por todos, pero en las épocas de temperaturas extremas, y según la región, cobra más importancia. Ambas instituciones corroboraron con estas indagaciones que un automóvil negro capta 10º C más que uno blanco en solo diez minutos a 35º C. Mientras que el segundo acumuló 60º C, el primero ya registraba 70º C. En ese intervalo de tiempo se pueden originar graves daños en la piel si uno se apoya en la carrocería.
3. Cuidado con niños y mascotas. Al igual que en la mayoría de contextos en verano, forman parte de los grupos de riesgo al desplazarse en coche. No disponen de aparatos respiratorios y mecanismos de sudoración tan desarrollados como las personas adultas, por lo que se deben extremar las precauciones con ellos.
4. El beneficio de bajar las ventanillas es mínimo. A diferencia de lo que se suele pensar, esta medida apenas expulsa una ínfima cantidad de calor -2º C, según datos del RACC y el TCS- del habitáculo. No representa, por tanto, una técnica sustitutiva del parasol u otras más efectivas.
5. Renovar el aire antes de arrancar. Aunque es igualmente una norma básica, nunca viene mal recordarla. Una breve pausa previa a la reanudación del trayecto con las ventanas abiertas refrescará el ambiente interno y someterá a menos presión al aire acondicionado. Un efecto idéntico surtirá activar la ventilación para limpiar los conductos en lugar de encender directamente la refrigeración.