Con la llegada de la época fría llegan las lluvias y el riesgo de accidente se multiplica. Por ello resulta fundamental saber cómo actuar a la hora de emprender un viaje en carretera. En cuanto veas las primeras gotas de lluvia, momento en el que la calzada se vuelve más resbaladiza, debemos adoptar la predisposición de realizar una conducción más segura. Es tan importante estar pendientes de nuestra conducción como del tráfico. Cualquier despiste puede ser fatal.
Luces del coche
Primero conviene que revises las luces de tu coche, ya que mejora la visibilidad y ayudan a reducir el riesgo de accidentes. La baja iluminación y las condiciones climatológicas adversas influyen en la accidentalidad en carretera y en zona urbana. Y es que, aunque no sea de noche, es fundamental ser vistos con antelación por el resto de los conductores. Más si cabe en los días de lluvia, donde se produce un reflejo del haz de luces sobre la carretera. Esto facilita aún más la visión del resto de vehículos. Lo ideal es llevar las luces cortas, no las de posición, que resultan inservibles en estos momentos.
Cuando las condiciones visuales empeoran a causa de una lluvia intensa y de la aparición de niebla, entonces, se han de encender las luces antiniebla, tanto delanteras como traseras. No está de más, llegados a estas fechas, comprobar todos los faros, así como la intensidad de las lámparas. Además de controlar que funcionan correctamente, vigila la altura de los faros para no cegar al resto de usuarios.
Limpiaparabrisas
Algo que también conviene revisar con mal tiempo es el buen estado de los limpiaparabrisas. Procura mantenerlo limpio, revisando el nivel del líquido (no está de más que incluyas algún tipo de anticongelante si sueles rellenarlo con agua. De hecho, el líquido del limpiaparabrisas suele llevar anticongelante (algún tipo de alcohol o similar, pues las botellas indican a menudo que es inflamable). No es habitual que el agua se congele (los conductos pasan cerca del motor, que desprende calor), pero el frío a veces juega malas pasadas. Es clave, ya que así podrás limpiar el barro y la suciedad que sueltan el resto de los vehículos con la calzada mojada con mayor facilidad.
Sistema de ventilación
También es importante reducir el vaho interior que se forma con el frío y la humedad. Para ello, nada mejor que utilizar el aire acondicionado, dirigiendo la ventilación hacia el parabrisas, conectando los sistemas antivaho o abriendo un poco la ventanilla (con el fin de igualar la temperatura interior y exterior). Importante: si te encuentras parado en un atasco o dentro de un túnel lo mejor para no inhalar los gases tóxicos es que subas las ventanillas y pongas el aire en modo recirculación.
Neumáticos
Es fundamental circular con unos neumáticos en perfecto estado, con una presión correcta y una profundidad del dibujo por encima de 1.6 mm.
Marcas de carretera
El agarre de la pintura de los límites del carril y de otras marcas de carretera es menos que el del asfalto y resbala. También se ha de prestar especial atención a los pasos de cebra, ya que se puede llegar a perder el control del vehículo. Frena antes de situarte encima de ellos. Otro truco para evitar accidentes es seguir las huellas del vehículo de delante: te ayudará a fijar los neumáticos al pavimento.
Una vez que tienes el coche a punto es importante que con las primeras gotas también debemos estar alerta con el firme de la carretera. El motivo principal es que el asfalto mojado no es adherente al neumático tal y como nos gustaría y se pueden vivir episodios de aquaplanning. Es decir, una capa de agua entre el neumático y el firme puede hacer que perdamos el control absoluto de nuestro coche. Cuidado con los charcos.
Por ese motivo, la velocidad debe ser reducida un 10 % más de lo habitual o unos diez kilómetros menos de lo estipulado por las señales de la autovía o de la autopista. Es importante señalar que cuanta más velocidad, más lluvia incidirá sobre el parabrisas. Por lo que nuestra visibilidad se verá reducida.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es la distancia de seguridad. Debemos mantener una distancia de seguridad mayor de la habitual. Más o menos el doble de lo normal. El coche con lluvia no frena totalmente en unos cinco metros. No arriesgues cuando no es necesario. Presta especial atención a peatones, ciclistas o motoristas, ya que la lluvia reduce la visibilidad, aumenta la distancia de detección y provoca reacciones imprevisibles en el vehículo (pérdida de adherencia, riesgo de perder el control…).