El ciclismo me salvó

Creado: Dom, 06/11/2016 - 18:40
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Norland Rosendo González
El ciclismo me salvó

Carlos Obregón Ramos salió de un hospital con la muerte soplándole en la nuca, pero él, en vez de dejarse llevar por ella como hacen los pesimistas, se montó en una bicicleta y dice que para «irse al otro mundo» tienen primero que alcanzarlo. Y cada día eso es más difícil.

Su historia es la de un hombre capaz de sobreponerse a las adversidades. «Algunos cuando me vieron apenas salí del estado de gravedad por mis excesos en el consumo de alcohol, comentaron: a Carlos, le quedan tres días de vida. Ahora, esos mismos que me vaticinaron el funeral en 72 horas, me piden «la receta», porque estoy más fuerte y optimista que ellos, y entre los mejores ciclistas de Cuba en mi categoría: Máster entre 50 y 59 años».

Cuando tenía 14 años practicó este deporte, pero fue un año nada más. Recuerda que tuvo entre sus entrenadores en Varadero a Sergio Pipián Martínez. Después comenzó la otra carrera, la de competir por ver quién bajaba más alcohol por la garganta. Contrajo cirrosis hepática. Y esa enfermedad no tiene cura.

Entonces su hermano, Max, un amante de los deportes y de la vida, le recordó los tiempos en que se montaba en una bicicleta. Lo embulló a volver al deporte de las bielas y los pedales. Al mes de salir del hospital el año pasado, ya con 51 años, volvió a encaramarse en el corcel metálico.

A los cuatro meses, se embulló y se fue a la carrera de los 200 kilómetros que organiza Excelencias del Motor. No terminé entre los primeros diez, pero hice el recorrido completo en 6:50 horas, por debajo de las 8 horas, que era el tiempo máximo permitido. No he dejado de entrenar, ya estoy en el duodécimo lugar en el ranking y no voy a parar hasta llegar al primero.

Graduado como ingeniero agrónomo y natural de Coliseo en Matanzas, Carlos viaja casi todos los días sobre su bicicleta hasta la ciudad Cárdenas, donde entrena con un grupo de ciclistas contemporáneos con él.   

Mi propósito es llegar a la edad de mi padre, Humberto Obregón, quien tiene 92 años, y sé que este deporte me puede ayudar a conseguir ese fin. Pero sobre todo, para disfrutar la vida, probarme a mí mismo cada día, sentirme bien, saludable, ver la sonrisa de mi familia y mis amistades.

«Lo mío son las carreras de fondo, de resistencia, ya me estoy preparando para los 200 kilómetros de Excelencia del Motor este año, estoy haciendo entre 80 y 120 kilómetros diarios; las pruebas de velocidad me exigen mucho y no puedo olvidar mi enfermedad en el hígado.

Pero no me amilano, a veces me duele, pero después se me pasa. Si hay que tener fuerza de voluntad para dejar el alcohol, hay que tener más aún para practicar ciclismo, porque es un deporte muy duro y son muchas horas arriba de la bicicleta bajo el sol.

Carlos está feliz con sus resultados; le ha ganado a corredores que llevan 40 años en este deporte y él empezó el año pasado, como terapia para olvidar los tragos.

En julio estuvo en la carrera Máster 300 km de Santa Cruz, donde ocupó el onceno lugar; en la parada de Ciego de Ávila del torneo nacional fue octavo en la contrarreloj y sexto en la ruta; en la fase efectuada en La Habana quedó séptimo en la ruta, octavo en el circuito y décimo en la contrarreloj. En la primera edición del Gran Fondo Tour Cuba finalizó también en el top ten.

En su termo guarda agua con miel de abeja. Dice que ese brebaje es pura energía, muy saludable. Como muy saludable es su vida ahora sobre la bicicleta. 

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Norland Rosendo González