A finales de los años setenta los autos japoneses lograban expandirse al codiciado norteamericano y comenzaban a mirar al otro lado del Atlántico. Sus modelos eran aún algo angostos y necesitados de muchas mejoras en estilo, por eso una de las vertientes más asequibles eran los deportivos de precio intermedio o contenido y varias marcas niponas presentaron modelos en este sector del mercado. Mazda impactó el mercado con un modelo que sería un referente en su historia: el RX7, veamos.
Exactamente en 1978 Mazda presenta el RX-7, para rivalizar con modelos similares de su competencia directa, como fueron el Toyota Supra, el Honda NSX, los Nissan Z, y el Nissan Skyline. Buscando una vocación europea los diseñadores de Mazda buscaron referencia del mítico Lotus Elan, modelo con el cual presenta claro parecido. Sin embargo, el RX-7 pasaría a la historia por su singular configuración mecánica, liderada por un motor rotatorio en posición delantera-central y tracción trasera.
El Mazda RX-7 salió a la venta con dos o cuatro plazas, según el mercado, y carrocería cupé de dos puertas, y la segunda generación dispuso de una versión cabriolet. En total llegaron a producirse tres generaciones del RX-7. La primera, abarcó los modelos desde 1979 hasta 1985, la segunda comprende los modelos desde 1986 hasta 1991 y la tercera generación, lanzada en 1993, marcaría el fin de este modelo en 2002.
El motor rotatorio (Wankel)
Un motor rotativo o ”Wankel“ -en honor a su creador, Félix Wankel- es un motor de combustión interna, solo que funciona de una manera diferente a los motores ”convencionales“ o alternativos. En un motor Wankel se desarrollan los mismos 4 tiempos, pero en lugares distintos de la carcasa o bloque; con el pistón moviéndose continuamente de uno a otro. Más concretamente, el cilindro es una cavidad con forma de 8, dentro de la cual se encuentra un rotor triangular o triángulo lobular que realiza un giro de centro variable. Este pistón comunica su movimiento rotatorio a un cigüeñal que se encuentra en su interior, y que gira ya con un centro único. Su ventaja más clara: menos partes móviles. Su mayor inconveniente: menor eficiencia térmica.
El Mazda RX-7 en competición
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El RX-7 participó en varias carreras de Gran Turismo. Su mayor logro es la victoria en la famosa carrera de Las 24 Horas de Le Mans, siendo el único automóvil japonés capaz de vencer en esa competencia. Otro Mazda RX-7 ganó las 24 Horas de Spa, en 1981, y antes, en 1979 las 24 Horas de Daytona. De igual forma, el icónico modelo fue campeón en la categoría GTU del Campeonato IMSA GT, entre los años de 1980 a 1987. Varios RX-7 compitieron en el Campeonato Japonés de Gran Turismo, resultando campeón en la categoría GT300, ya en el año 2006, después de finalizada su producción.
El RX-7 participó en el Campeonato Australiano de Turismos entre los años 1981 y 1984, y fue campeón en 1983. El RX-7 es ampliamente utilizado en drifting; entre otros torneos, ganó el D1 Grand Prix en 2003.