Ómnibus de Santiago de Cuba

Creado: Jue, 14/08/2014 - 17:46
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Willy Hierro Allen
Ómnibus de Santiago de Cuba

En el transporte público urbano de Santiago de Cuba, durante las décadas del 40 y 50 del siglo pasado, participaban además de los legendarios tranvías eléctricos, diferentes empresas de ómnibus que cubrían itinerarios locales e intermunicipales, así como rutas nacionales, entre ellas la que enlazaba las ciudades más importantes del país: Santiago de Cuba y La Habana.

A fines de 1943 se constituyó una empresa con vistas a operar servicios de ómnibus para el transporte de viajeros por carretera. Estos empresarios de Santiago, compraron la compañía de Ómnibus La Cubana, que tenía rutas de  Santiago de Cuba a Palma Soriano, Bayamo y la capital de Cuba: La Habana. La empresa radicaba, con sus talleres y oficinas, en Santiago. 

Cierta publicación de la época escribió: ”Una huella de renovación y progreso marcó la nueva administración que, acorde con los prestigios y predilección que disfrutó originalmente la Compañía, fue introduciendo mejoras en el sistema y el equipo, utilizándose hoy las mejores unidades que circulan en la carretera, detalle que, unido al trato cordial y cortés de sus tripulantes, sigue justificando su preponderancia“.

En 1948 se constituyeron las subsidiarias Ómnibus La Criolla S.A. y Ómnibus La Mambisa S.A. Los ómnibus de La Criolla operaban la ruta Santiago de Cuba-La Maya-Manguito, que luego se prolongó hasta Guantánamo, y también la ruta que une a Camagüey con Vertientes y Santa Cruz del Sur. Los de La Mambisa hacían recorridos similares y especialmente la ruta Santiago de Cuba-El Cobre.  
 
Otro periódico informaba: ”Llegan al puerto de La Habana quince ómnibus adquiridos por Ómnibus Consolidados La Cubana“. Se trata de guaguas ACF Brills Coaches, del modelo IC-41, procedente de Estados Unidos. Formados en caravana, hicieron el viaje inaugural hacia la zona oriental del país. Abría camino, delante, un ómnibus extraño, cuya aleta trasera (sobre el techo) le daba un aspecto diferente, único.

Apodado por el público que lo veía ir y venir de Santiago a La Habana como  ”El Tiburón“ (debido a su aleta trasera en el techo), hemos podido averiguar que fue construido en los talleres de La Cubana enclavados entonces en el reparto santiaguero Sorribes. En cuanto a la aleta de cola, suponemos que fue una especie de alerón estabilizador. Lo cierto es que no encontramos uno similar en todas las rutas del país.

En su viaje Habana-Santiago, la caravana de ómnibus La Cubana entró al santuario de El Cobre, donde, frente a la ermita de la Virgen de la Caridad, el arzobispo de Santiago de Cuba en esa época, monseñor Enrique Pérez Serantes, bendijo los Brills entre directivos y choferes de la empresa.

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