Inicialmente, se lograba un vehículo manejable que nos trasladaba en sustitución del carruaje tirado por un equino o similar; en paralelo surgía otro reto: ¿cómo lo deteníamos?
Desde su aparición en la segunda década del siglo XIX, el ferrocarril constituyó el medio principal de traslado terrestre para grandes cantidades de carga y/o pasajeros. Los coches y vagones utilizados para ello se limitaban en peso y capacidad de carga, dado que la locomotora no podía frenar simultáneamente los vagones o coches que arrastraba. Ello contribuyó a un desarrollo más lento del esperado de este medio de transporte.
Una mayor potencia en las máquinas tractoras no fue suficiente para resolver el problema. Para ello fue decisivo el aporte de George Westinghouse cuando el 5 de marzo de1872, tres años después de fundar la Westinghouse Air Brake Company, patentó un sistema de frenos neumáticos que interconectaba, mediante tuberías y mangueras flexibles capaces de soportar altas presiones, el sistema neumático de frenos de la locomotora a todos los equipos arrastrados por esta. La acción de detener el tren se efectuaba por todos sus componentes a la misma vez.
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El éxito alcanzado por ese sistema llevó a Westinghouse a desarrollar en 1921, una variante acorde con los vehículos automotores; en ese momento, camiones de gran tonelaje y otros equipos pesados. Tanto este, como el utilizado en el ferrocarril, constituyen principios de funcionamiento que, mejorados de acuerdo con los avances alcanzados en la ingeniería y la electrónica, nos acompañan hasta hoy.
Incursionó, además, en las producciones vinculadas a la electricidad y sus diferentes usos; incluidos los electrodomésticos. En Cuba, su agencia principal se encontraba al lado de la actual tienda Flogar, casi en la esquina de Galiano y San Rafael.
Ya en 1930, Westinghouse Automotive Air Brake Company se fusiona con la Bendix Corporation y se constituyen en la Bendix-Westinghouse Automotive Air Brake Company. La Bendix, fundada por Vincent Bendix en 1924, mostraba un espectro productivo amplísimo; comenzando con los frenos automotrices y aéreos, incluyendo sistemas que hoy, con los avances tecnológicos del presente, calificamos como Avionics. Como si fuera poco, desarrollaba sistemas de control de combustible y una amplia línea de electrodomésticos; desde tubos al vacío, radios, TV, lavadoras y computadoras; según la época tecnológica dada.
La efectividad de los frenos neumáticos, aunque superior, no resultaba de aplicación práctica en los autos individuales. Los automóviles requerían sistemas adicionales de compresión de aire, algo que complejizaba peso, espacio y potencia de sus motores. Se requería de otra solución que mejorara los rudimentarios y a veces poco efectivos sistemas de frenos, incapaces de afrontar el peso y potencia de los nuevos vehículos que llegaban al mercado.
Durante la primera década del siglo XX, surgieron en Inglaterra varios inventos patentados sobre sistemas hidráulicos de frenos. Con una combinación de agua y glicerina, eran, sin grandes ambiciones, una forma de abordar los retos del frenaje. No resultaron viables en la práctica.
El 18 de Marzo de 1910, el Ingeniero francés Henry Perrot patentiza en Inglaterra su propio sistema de frenos hidráulicos, que asimismo obtienen Patente en EE.UU. el 21 de Octubre de 1913. Para 1925, más de 50 conocidas marcas de autos usaban el sistema de Perrot. El encuentro de éste con Vincent Hugo Bendix en 1924 durante una feria del automóvil en Europa, constituye un decisivo impulso al sistema a nivel mundial, dado que Bendix adquiere bajo Licencia. El sistema de Perrot para la fabricación del freno hidráulico de zapata/tambora y crea la Bendix Corporation en South Bend, Indiana.
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Muy conocido en la actualidad como ABS (Anti Block System) se utilizó por primera vez en 1971 en el Chrysler Imperial. Era un sistema computarizado cuya producción se mantuvo por años, siendo sustituido por modelos más avanzados, acordes con el creciente papel de la computación en la industria Automovilística. Otro invento sencillo, pero bien conocido por los conductores automotrices, fue el agregado que permitió la utilización de un motor de arranque eléctrico que sustituyera totalmente el uso en autos y camiones, de la palanca de ¨crank¨.
Este agregado que se acopla al motor eléctrico y lo hace girar desde cero hasta que el motor principal lo desconecta mediante su puesta en marcha, es conocido por antonomasia como ¨bendix¨. Casi todos hemos conocido alguna vez de un fallo ocasional del mismo y los problemas que nos ha creado. Volvamos a los frenos.
En 1960, la División de frenos automotrices de Bendix, crea lo que conocemos hoy como ¨frenos de pastillas¨, usados en la actualidad prácticamente como norma en las distintas categorías de autos. En años posteriores, la Bendix ha transitado por distintas Uniones (desde 1999 es parte de la Honeywell), aunque sus conocidos productos siguen fabricándose para las distintas ramas del transporte; sea Aéreo o Terrestre.
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Otro de los precursores de los frenos hidráulicos fue Malcolm Loughead, más conocido por el cambio de su apellido a Lockheed, quien en 1917 patentó el sistema que lleva su nombre. La fabricante de autos de lujo Duesenberg lo utilizó en sus autos de competición y en 1921 lo incorporó a su conocido Modelo A. Aunque la actividad principal de Lockheed se ha concentrado en la Aviación, su papel en los sistemas de frenos en general es algo reconocido en la Industria.
Alrededor de los años 50, los sistemas hidráulicos de frenos se complementaron con distintas variantes en las cuales se combinaba el vacío formado por la admisión de combustible con la presión ejercida por el pedal. Nominado como ¨Hydrovac¨ por algunos fabricantes, su principio se generalizó y en la actualidad constituyen una norma en los autos de paseo, SUV´s y otros vehículos no mayores de 3-4 t de capacidad.
Sean neumáticos o hidráulicos, los frenos requieren de especial atención y mantenimiento por parte de los Conductores. De su efectividad depende que la expresión que titula el presente tenga un sentido de admiración por quienes los desarrollaron, o constituya el último pensamiento que tengamos antes una catástrofe; tal vez mortal.
