Chrysler de Turbina 1963 ¡El auto que funcionaba con puro Tequila!

Creado: Dom, 25/01/2015 - 15:55
Créditos
Jorge Esténger Wong
Chrysler de Turbina 1963 ¡El auto que funcionaba con puro Tequila!

Los convulsos años sesenta.  Parecía que todo iba a cambiar y, en verdad, muchas cosas cambiaron para siempre.  En esa época Chrysler Corporation lanzó el mayor proyecto de coche a turbina de la historia y, en general, uno de los programas automotrices más caros de cualquier tipo, jamás concebido.  Esta es la historia del Chrysler Turbina de 1963, el automóvil que bebió tequila.

A diferencia de muchos proyectos que fueron más publicidad que otra cosa, este de Chrysler llegó a producir 55 vehículos, los cuales fueron distribuidos a 203 voluntarios en 48 estados de la Unión, de forma gratuita durante 3 meses, entre 1963 y 1966. Los resultados de las pruebas fueron muy variados. A los voluntarios les gustaba la operación libre de vibraciones y la tranquilidad del motor a turbina. También les gustaba el bajo mantenimiento, facilidad de arranque, y rápido calentamiento de la turbina, incluso en el clima más frío.  Además, el hecho de utilizar el combustible más barato hacía que el gasto de combustible –rendía unos 5,6 kms/lts, lo cual no era muy superior a muchos V8 de la época- resultara viable.    Para ilustrar mejor este aspecto está registrado que aunque Chrysler recomendó el uso de diesel o gasolina sin plomo, el motor podía funcionar con casi cualquier fluido que se quemara con la combinación del aire. Tal fue así, que el entonces Presidente de México, Sr. Adolfo López Mateos, operó exitosamente la unidad que se le envió con puro Tequila mexicano. ¡Vaya gustazo que se dio el cochecito!

El motor era una turbina CR2A, la cual producía 130 CV a 3600 rpm y estaba acoplada a una  transmisión automática TorqueFlite, modificada, de 3 velocidades.  Con esa configuración el auto lograba acelerar de 0 a 100 km/h en unos 12 segundos (una cifra estándar en la mayoría de los sedanes, aún hoy) pero con el freno aplicado y llevando la turbina a las 50 000 rpm, al soltar el freno se podía lograr 5 segundos flat.  Un detalle de la seriedad que puso Chrysler a este prototipo es el haber sido diseñado por Elwood Engel y dirigido por George Huebner, mientras los coches fueron construidos a mano, por Ghia, en Italia.

Las pruebas resultaron satisfactorias en sentido general.  Los inconvenientes estaban vinculados, principalmente, a la adicción de los norteamericanos al gran motor V8, y su funcionamiento.  Sencillamente, no estaban listos para otra cosa.  Tanto es así, que todos los Chrysler Turbina sobrevivientes (Chrysler destruyó 46 de ellos) son funcionales hoy día, aunque se encuentren en diversos museos o colecciones privadas.  Las turbinas resultaron más fiables que los motores de combustión interna equivalentes, casi 2 millones de kilómetros de pruebas acumularon los 50 vehículos entregados al público y las fallas se situaron en sólo el 4 por ciento.  Entonces no nos sorprendamos si en algún momento de este Siglo XXI hibrido algún fabricante nos sorprende con un ”giro de manos“ y aparece otra oportunidad para este fascinante proyecto.

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Jorge Esténger Wong