Fundada en 1904 por el ingeniero suizo Marc Brikigt y el catalán Damián Mateu, los lujosos automóviles Hispano-Suiza competían en el mercado con los Rolls-Royce ingleses, los Bugatti italianos y los Deusenberg germanos. En 1911 se extendió a Francia con la Societe Francaise Hispano-Suiza, país que atravesó en 22 horas, de sur a norte, en 1907. También se alzó con la famosa Copa del Auto francesa, en 1910, con el modelo Alfonso XIII, el mejor Hispano-Suiza fabricado antes de la I Guerra Mundial.
Durante la Guerra fabricó motores de aviación con gran éxito. Cuentan que el Barón Rojo, piloto héroe de Alemania, combatía contra el capitán francés George Guynemer sin lograr alcanzarlo porque el galo disponía de un motor Hispano-Suiza en su aeroplano. Por ello, el logotipo de Hispano-Suiza fue después una cigüeña, la mascota del piloto francés en la Guerra.
La fama de Hispano-Suiza llegó a su clímax en la década del 20 y primera mitad de la del 30. Fue cuando se fabricaron maravillas mecánicas como el modelo H6, el rival más fuerte en el mercado del famoso Rolls-Royce modelo Silver Ghost. El ocaso de la marca lo produjo la Guerra Civil española. Y lo que no pudo la competencia de las marcas más renombradas de la época, incluida Mercedes-Benz, lo consiguió la anarquía y el desorden, que paralizaron la producción. Hispano-Suiza empezó a morir.
Tras la guerra, el nuevo Gobierno español trató de reflotar la industria automotriz y la fábrica de Hispano-Suiza construyó camiones, que luego tomaron el nombre de Pegaso. Finalmente la marca desapareció. El Grupo Mazel Ingenieros se ha dado a la tarea ahora de resucitar la famosa marca de automóviles de lujo Hispano-Suiza, cuya casa matriz estaba en Barcelona, España.