La ruta marítima artificial, estrecha, que conecta el mar Jónico y el Egeo. Esta vía acuática de transporte, cortó el istmo de Corinto y separó Grecia del Peloponeso. Se pensó en el siglo VII a.C., pero se hizo hace 131 años.
Lo que podríamos llamar el “proyecto” del actual Canal de Corinto, surge en el siglo VII a. C., y se concreta en el siglo XIX. O sea, su ejecución: de la idea a la realidad, demoró (más o menos) 26 siglos, lo cual en aritmética se traduce en unos 26 000 años. Eso es lo que se puede llamar “proyecto demorado”, porque nunca se renunció a llevarlo a cabo.
Cuentan que el tirano de Corinto, una ciudad griega del Peloponeso, que se llamaba Periandro, tuvo la brillante idea de hacer un canal en el istmo que une a Grecia con el Peloponeso, cuyo propósito era ahorrar unos 700 km de navegación, pues así no habría que circunnavegar el Peloponeso en viaje a Atenas, capital de Grecia.
La idea era genial, pero Periandro se vio impedido a ejecutarla debido a las dificultades técnicas, insalvables para la época. Sin embargo, no se dio por vencido y construyó en su lugar, una rampa de piedra en el istmo, la que se conoce como Diolkos, y cuyos restos pueden verse todavía hoy paralela al canal.
La idea del canal no murió, el líder político-militar romano Julio César (100 a.C.-- 44 a. C.) la retomó, especialmente para mejorar la comunicación con nuevas colonias romanas fundadas, pero nada, todo quedó ahí. Años más tarde (67 d.C.), el emperador romano Nerón sí empezó la construcción del canal.
Nerón dio la orden para que se excavara el canal y encomendó el trabajo a 6 000 esclavos. Estos eran piratas judíos capturados y obligados a trabajar. Y algo avanzaron: unos 800 metros (el canal tiene 6,3 km). Pero Nerón se murió un año después del comienzo de la obra y su sucesor, el emperador Galba, canceló el proyecto al considerarlo muy costoso.
La idea de un canal por Corinto revivió tras la independencia de Grecia del imperio Otomano en 1830. El estadista griego Ioannis Kapodistrias le pidió a un ingeniero francés evaluar la factibilidad del proyecto, pero tuvo que abandonarlo cuando el costo se estimó en unos 400 millones de francos oro. Demasiado caro para un país recién independizado.
En 1870, el gobierno del primer ministro griego Thrasyvoulos Zaimis, dictó una ley autorizando la construcción del canal de Corinto. La empresa a la cual se le otorgó la concesión, en 1881, fue a la Société Internationale du Canal Maritime de Corinthe. A esta entidad se le comisionó para construir el canal y operarlo por los siguientes 99 años.
Pero dificultades económicas retrasaron las obras hasta 1890, año en que se reinició el proyecto para terminar el canal, cuando se transfirió a una compañía griega. Finalmente se terminó el 25 de julio de 1893. Hoy en día es utilizado, particularmente, por buques del turismo: alrededor de 11 000 lo atraviesan cada año.