Las crisis en el sector automotriz norteamericano, como la de 2008, no son nuevas. Han marcado el final de nombres como Duesemberg, Studebaker o Pontiac. En los años ochenta fue el turno de AMC (American Motor Corporation), compañía que había surgido de los escombros de Nash y Hudson.
La nueva subida de los precios del petróleo, al doblar los setenta, impactó a los fabricantes norteamericanos, pues el mercado giró hacia autos más eficientes. El Gobierno Federal, tal como hizo en 2008, vino al rescate de las grandes firmas –Chrysler fue la beneficiada– pero AMC no fue considerada y trató de sobrevivir por sí misma.
La solución llegó desde Francia, cuando Renault adquiere la AMC en 1979 y decide ensamblar el popular Renault 9 en Norteamérica. Era un sedán de tres volúmenes, cuatro puertas y unos 4 metros de largo. Un auto exitoso, de buena manufactura y que sería nominado Auto del Año en Europa, en 1982.
El nuevo auto selló la unión entre la AMC y Renault, y por ello se escoge la denominación Alliance, para su comercialización en Norteamérica. El Alliance comenzó a ser ensamblado en la fábrica de Kenosha, Wisconsin, donde eran fabricados en los años cincuenta, los legendarios automóviles Nash.
El nuevo Alliance debía reflotar AMC, tenía cerca de un 70 % de piezas fabricadas en los Estados Unidos y el resto venía de Europa. Inicialmente, la reacción del público fue muy favorable. Tanto, que en 1983 gana el prestigioso premio de ‘Auto del Año’ de la revista Motor Trend, reeditando el galardón obtenido en Europa el año anterior. Se trata de un hecho excepcional, ya que es la primera vez que un automóvil desarrollado fuera de los Estados Unidos ganaba este premio.
Por supuesto, el mimado mercado norteamericano difiere del europeo y, por esta razón, el interior y los acabados del Alliance no son los mismos que en el Renault 9 del viejo continente. Fueron desarrollados específicamente para América por el equipo de diseñadores de la AMC, bajo la dirección de Richard Teague.
El núcleo de este vehículo residía en su motor transversal de cuatro cilindros, válvulas en la culata y un desplazamiento de 1.4 L. Producía 64 CV de potencia y recorría 100 km con 6.4 L de combustible. Tenía tracción delantera y contaba con importantes innovaciones como la transmisión automática, controlada electrónicamente.
Tuvo muy buena acogida y en el primer año se vendieron cerca de 142 000 unidades. Pero el petróleo volvería a bajar de precio y el mercado gringo volvió a inclinarse hacia sus habituales excesos. Para 1987 Renault vende su participación en AMC a Chrysler, quien tiene su meta en la división Jeep, marcando el fin del Alliance.