El Tren Maya es un singular megaproyecto ferroviario mexicano de casi 1 500 km para la península de Yucatán, que comenzará a prestar servicios en 2024.
El Tren Maya tiene, como objetivo principal, desarrollar e integrar cinco estados del sudeste mexicano: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Este ferrocarril transportará pasajeros (tanto turistas como personal local) y mercancías desde el centro del país hacia la península de Yucatán, en su trayecto pendular.
El Gobierno mexicano ha encargado, a través del Fondo de Fomento al Turismo (FONATUR), estudios de factibilidad a la empresa inglesa Steer Davies y a la consultora Prince waterhouse Coopers (PwC), la primera sobre la realización del Plan Maestro de la obra, la segunda referente al impacto socio-ambiental del megaproyecto.
Estos estudios revelan que El Tren Maya es un negocio financieramente viable y rentable para el país en general y para la región en particular, por los ingresos y empleos que generará, tanto en su construcción como en su futura operación. Se estima la creación de más de 300 000 nuevos empleos directos e indirectos.
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Los ingresos anuales serán aproximadamente de 52 mil millones de pesos por servicios de transporte de cargas (76% alimentos y 24% combustibles); amén de tener mayor capacidad de carga, reducirá el índice de accidentes de tránsito (cada año se transportan unos 5 millones de turistas por las carreteras congestionadas entre Cancún y Tulum) y bajarán las emisiones contaminantes, todos puntos a favor del tren.
También mejorará la movilidad de pasajeros visitantes y locales en Cancún y Quintana Roo, los que viajan a la Rivera Maya, Puerto Morelos, Playa del Carmen y Tulum. La firma Steer Davies contempló en su estudio el aspecto financiero, las consecuencias del impacto ambiental y realizó consultas a los pueblos indígenas locales, entre otros asuntos.
Mejorar el bienestar social de los habitantes de la zona está en la agenda de construcción de El Tren Maya. Por donde pase el trazado ferroviario, se busca incorporar al proyecto a los propietarios de tierras que, por derecho de vía, recibirán sus ingresos al ceder su patrimonio. Las estaciones del FC y desarrollos colaterales serán fabricadas por contratos de inversión mixta entre privados.
O sea, las empresas que se formen, financiarán, diseñarán, construirán y mantendrán las vías férreas, así como la operación del equipo rodante y el sistema de comunicaciones. La idea es que el proyecto de beneficios a las comunidades locales y se respete su cultura. El Tren Maya tendrá 1 460 km con 18 estaciones. A lo largo del trayecto operarán 75 trenes, los de carga a 120 km/h y los de pasajeros a 160.
La composición de los trenes estará entre cinco a siete vagones. Los de pasajeros tendrán capacidad para 500 viajeros y se equiparán con internet y pantallas de video, dispondrán de cafetería a bordo, comodidades como ventanas panorámicas y asientos reclinables para disfrutar del paisaje y su riqueza cultural e impulsar el turismo. La ruta incluye las ruinas mayas de Chichén Itzá y Tulum.
El Tren Maya, proyecto que también tiene sus detractores, cuenta con el apoyo y colaboración de ONU-Habitad, quienes diseñarán de conjunto con comunidades locales, planes de desarrollo regional basados en enfoques incluyentes y sustentables. Además, ganó en EE UU, el Premio Oracle para el Proyecto del Año, durante el Foro de Liderazgo de Infraestructuras en la América del Norte.
