Andy Green, un experimentado piloto del Reino Unido, rompió el récord de velocidad en 1997 al alcanzar 1 232 km/h pilotando el Thrust SSC, convirtiéndose de esta manera en el primer hombre al superar la barrera del sonido en tierra.
12 años después, el equipo británico que desarrolló el primer coche, el Thrust SSC, comenzó a gestar un nuevo proyecto y el segundo vehículo terrestre, al que apodaron Bloodhound Super-Sonic Car.
Para el 2016 tenían previsto batir el récord de velocidad con el expiloto de cazas de la Royal Air Force Andy Green, pero el proyecto no se concretó por falta de financiamiento. Dos años más tarde, en marzo, ya estaban realizando el primer test de velocidad, con éxito, en el aeropuerto regional de Newquay (Inglaterra) con el Bloodhound, el vehículo con el que se piensa sobrepasar la barrera de las mil millas en el 2019, cuando estén creadas todas las condiciones y el equipo de trabajo dé el visto bueno para que se convierta en el coche más veloz del mundo.
El bólido pesa 7 t, mide 13.5 m de largo y cuenta con un sistema de propulsión que ostenta dos motores, un reactor Eurojet EJ200 procedente del avión de combate Eurofighter Typhoon, ubicado en la estructura del vehículo y un cohete Nammo, encima del anterior. Ambos motores producen una potencia máxima de 135 000 CV y un par de casi 5 400 Nm. Se calcula que en 42 s alcance los 1 600 km/h y rompa el récord. ¿Apostamos?