Seguramente, a la hora de viajar no son pocos quienes mirando el bolsillo prefieren alojarse en un lugar pequeño, acogedor y barato. Pero lo que sin duda casi nadie imaginaría es pernoctar en medio del desierto de Jordania dentro de un Volkswagen Escarabajo, también conocido como el hotel más pequeño del mundo.
Enclavado en las afueras de la aldea Al Jaya, este singular establecimiento fue abierto por Mohammed Al Malaheem, después de jubilarse en 2011, con la idea de ayudar al crecimiento turístico del pueblo donde nació y ha vivido a lo largo de sus más de 60 años.
Para adecuar el auto a la función de hostal, el propietario recurrió a su hija, quien convirtió al mítico modelo en un espacio idílico para el visitante.
Equipada con todo lo que se necesita para pasar la noche, la habitación sobre ruedas dispone de una cama que parece bastante cómoda y tienes las paredes decoradas con estampas del país, confeccionadas por artesanas locales, para que el huésped pueda ir conociendo de primera mano los lugares que va a visitar en los siguientes días.
La intención de su dueño es hacer que sus ocupantes vivan la experiencia como si estuviesen en un hotel de cinco estrellas, por lo que muy cerca del vehículo hay una cueva que acondicionó como recepción, donde los visitantes pueden disfrutar de un té o productos típicos de la zona.
El precio de la noche en este escarabajo del desierto jordano es de unos 40 dinares (algo parecido a 56 dólares), con lo que ha llegado a hospedar a unas 160 personas, volviéndose viral en las redes sociales, sin importar que el título de hotel más pequeño del mundo siga perteneciendo, por el momento, al hotel Eh’häusl, de 2.5 m de ancho, en Amberg (Alemania).
De hecho, ante su éxito Mohamed, de 64 años, planea seguir aumentado las “habitaciones” con más ejemplares del mismo modelo, aunque asegura orgulloso que el suyo no lo vendería “ni por un millón de dólares”.