Restauramos la capacidad de trabajo de los elementos mecánicos del FIAT 125 1974 y lo contamos al detalle. Ingenio, empeño y magia hacen el milagro.
El cálido invierno cubano ha roto nuestros planes y los de Manuel, con la llegada de algunas lluvias que han obligado a posponer los trabajos de pintura. De inmediato, “rectificamos el tiro” y nos encargamos del apartado mecánico.
A diferencia de la carrocería, en el tema de mecánica ya tenemos un criterio sobre el estado de los diferentes sistemas, nacido del uso diario del automóvil. Por eso, aquí las decisiones son más fáciles, posibilitando una mejor estrategia y previsión para localizar las piezas necesarias.
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Motor: el protagonista.
Por supuesto, el mayor volumen de trabajo será en el motor. Es el principal agregado y, al trabajar todo el tiempo que el auto está en circulación, el que más sufre. Falta de potencia, consumo de aceite y otros síntomas dejaban claro la necesidad de su reparación. Luego de la carrocería, genera el mayor volumen de trabajo y…de gastos.
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Con anticipación, Manuel había gestionado su adquisición por diferentes vías: desde amigos que se las hicieron llegar de Argentina, hasta algunas producidas artesanalmente. A esto le añadimos elementos de frenos como pastillas, mangueras y una revisión detallada de la dirección.
Para hacer el trabajo Manuel cuenta con Jaime Sosa González, un joven mecánico de Marianao, barrio en el oeste de La Habana, cuya familia conoce de toda la vida. El propio Jaime ha seguido los pasos de su abuelo y su padre, y lleva casi 25 años dedicados a la mecánica. Se ha especializado en estos FIAT 125, fabricados en Argentina en los años 70, y el de Manuel es la tercera vez que lo repara.
Recuerda la primera, cuando fue necesaria una reparación capital, incluyendo válvulas y árboles de levas. Ahora se hará prácticamente el mismo trabajo. Se rectificará el block del motor, el cigüeñal y se cambiarán pistones, pasadores, aros, válvulas, metales del cigüeñal, cadena de distribución y, por supuesto, las diferentes juntas: de tapa de block, bomba de agua, balancines, etc. Ahora, se trabajará el motor en función de la 3ra medida de reparación para los aros -80,60 mm de diámetro de pistón- y 2da del cigüeñal: 0,20 mm.
Algunas de las operaciones —la rectificación del block y el cigüeñal— se realizan en talleres mejor equipados, pero nunca sofisticados, cuyas máquinas y herramientas tienen décadas de uso. Por eso la experiencia de los operarios es vital para la precisión necesaria, pues no hay margen para el error. Si el block se daña o la medida no es precisa: ¡adiós FIAT 125!
Javier delega la responsabilidad en un taller de Calabazar, pueblo a unos 30 km al suroeste de La Habana, en el cual se apoya hace años. Hasta allá será necesario llevarlos. Aun así, habrá que esperar días, pues la congestión de trabajo es altísima. Por suerte, no hay ningún contratiempo y el trabajo queda según las especificaciones.
Ya podemos “armar” el motor, utilizando el resto de las piezas, llegadas desde Argentina. Finalmente, el motor cobra vida y es sometido a un breve asentamiento que nos deja saber que todo ha salido bien.
Otros elementos revisados
Para complementar el trabajo ejecutado sobre el motor se revisan el embrague, su bomba, los frenos, la dirección y la suspensión. En los frenos estaba previsto cambiar pinzas y pastillas y en la suspensión se sustituyen los amortiguadores, elementos que sufren mucho en el pesado tráfico urbano de La Habana, no tan intenso, pero con vías no siempre en buen estado.
Todo será resuelto, incorporando piezas nuevas donde fuere necesario, de forma que al sentarnos al volante del FIAT 125, todo funcione como el primer día. O casi.