Hagamos un viaje al pasado... Achères, Yvelines, cerca de París, Francia; donde el piloto belga Camille Jenatzy se preparaba para marcar un hito en la historia del automóvil y así fue... Un 29 de abril de 1899 sobre la Jamais Contente, Camille superó la soñada marca de los 100 km/h, alcanzando unos increíbles 105,876 km/h para su época.
Queriendo hacerse un hueco en el prometedor mercado parisino de vehículos eléctricos, Jenatzy creó una planta de producción que fabricó numerosos carruajes con motores eléctricos. Compitió ferozmente contra el fabricante de automóviles francés, Jeantaud usando numerosos trucos publicitarios para mostrar quién de ellos producía el coche más veloz. Para asegurar el triunfo de la compañía, Jenatzy construyó un prototipo en forma de bala, concebido por el fabricante de autos Rothschild en una aleación de aluminio, tungsteno y magnesio, al cual bautizaron como La Jamais Contente (La Insatisfecha).
El vehículo contaba con dos motores eléctricos que impulsaban a las ruedas frontales. El chasis, específicamente, era de una aleación de aluminio llamada Partinio, creada por el francés Henri Partin. Tenía una novedosa forma de torpedo, pero la alta posición de conducción y el expuesto chasis inferior, estropeaban mucho la aerodinámica, lo que no impidió, claro está, que este novedoso coche superara los mitológicos 100 km/h.
El anterior record estaba en manos del Conde Gaston de Chasseloup-Laubat que lo había establecido unos meses antes en 92.78 km/h.
Hoy en día, el místico auto se encuentra expuesto en el Museo del Automóvil de Compiègne, Francia y de Camille Jenatzy se sabe que murió en diciembre de 1913 víctima de un disparo en un lamentable accidente de caza.
Ahora para conocer un poco más sobre Jamais Contente y verlo en acción los dejo con este video: