El C4 Aircross es el único todoterreno de la actual gama Citroën desde que dejó de vender, hace unos meses, el C-Crosser. A pesar de su denominación, este Citroën tiene poco de francés, pues está derivado directamente del Mitsubishi ASX.
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Entre estos dos modelos las mayores diferencias están en el aspecto de la carrocería, en algunos motores y en pequeñas variaciones de equipamiento. Citroën tiene una red de concesionarios más extensa, mientras que Mitsubishi tiene mucha más tradición en vehículos todoterreno, aunque en este caso este último aspecto parece irrelevante al tratarse de modelos prácticamente idénticos.
El C4 Aircross mide 4,34 m, por lo tanto es prácticamente igual de largo que un C4. La mayor diferencia entre ambos está en la altura de la carrocería, mucho mayor en el C4 Aircross, que le confiere ese indudable aspecto de todoterreno compacto.
En su interior caben cinco ocupantes, sin la posibilidad de añadir dos plazas adicionales, solución que por otra parte no puede tener ninguno de los todoterrenos de similar tamaño. El interior es sobrio, típico de Mitsubishi, con espacio generoso para cuatro ocupantes y un maletero que debería ser suficiente para unas vacaciones de varios días.
La gama de motores es muy extensa. En esta ocasión hemos probado la versión Diesel de 150 caballos. A pesar de su denominación ”HDI“, este motor no es de origen Citroën (ni de Peugeot), sino que proviene del fabricante japonés. Su funcionamiento es correcto. Esta versión se puede elegir con tracción total o a las cuatro ruedas. La tracción total supone un sobrecoste de 2000 Euros y aumenta el consumo debido al peso que aporta al conjunto.
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El modelo objeto de esta prueba (con tracción total 4WD) cuesta 29 600 Euros, lo que le sitúa como uno de los todoterrenos generalistas más costosos, por encima del Ford Kuga, Nissan Qashqai, Toyota RAV-4 e incluso del propio Mitsubishi ASX.