Los logotipos de los automóviles Pontiac siempre fueron elementos autóctonos de los aborígenes norteamericanos, desde el busto del cacique Obwandiyag, conocidos como Pontiac, hasta la punta de una flecha indígena del tiempo de la conquista europea. Los automóviles Pontiac tomaron el nombre de un destacado jefe de la tribu Otawa (importante figura en la historia de Norteamérica) para identificar su marca, y luego símbolos para logos de sus autos.
En 1926 salió a luz la marca de automóviles Pontiac como parte de la reorganización llevada a cabo en la corporación General Motors Company (GMC) por su nuevo presidente (1925) Alfred Glancy. Pontiac nació mucho antes, en 1893, de manos de Edward Murphy, quien fundó la empresa Pontiac Buggy Company para dedicarse a la fabricación de coches tirados por caballos hasta que se dio cuenta de que la tracción animal estaba condenada.
Una nueva potencia se desarrollaba: el motor de combustión interna. Y Murphy funda su nueva empresa para fabricar automóviles el 28 de agosto de 1907: la Oakland Motor Car Company. Por esa época, un empresario de ”luz larga“ tenía el propósito de monopolizar en los Estados Unidos, la construcción de automóviles, su nombre William C. Durant. Y a su corporación se le llamó General Motors Company.
Durant compró acciones en la Oakland y en 1909, tras la repentina muerte de Murphy, se hizo con la empresa y la incorporó como una división de GMC, con vistas a fabricar autos de 4 y 6 cilindros, así como los novedosos V8. Pero en 1926, Glancy decidió crear Pontiac y que hiciera autos de 6 cilindros, buenos y baratos, para de competir en precio y calidad con otras marcas de 4 cilindros, en un nuevo nicho de mercado.
Y Pontiac llevó la cabeza emplumada del legendario cacique Obwandiyag de la tribu Otawa, como logotipo oficial. Este emblema, cuyo elemento principal estaba en el morro del capot, era cristalino y se alumbraba de noche con un farolito interior. Fue muy apreciado por dueños y automovilistas en general. Pero ¿quién fue el cacique Pontiac? Todo comenzó después de concluir la guerra entre Francia e Inglaterra por sus posesiones en Norteamérica.
La llamada ”Rebelión Pontiac“ fue una guerra que empezó en 1763 entre los aborígenes de Norteamérica y las tropas ocupantes inglesas. Se llamó así porque fue Obwandiyag (conocido como Pontiac), el cacique de la tribu Otawa, quien la inició sitiando el fuerte Detroit. Los nativos, que mantenían buenas relaciones con los colonos franceses, se sublevaron contra la corona británica por los malos tratos de las tropas inglesas.
Pontiac fue la figura más descollante, a quien se le unieron otras tribus y pusieron en jaque a las casacas rojas en toda la región de los Grandes Lagos. Las hostilidades duraron dos años y al final, para conseguir la paz, la corona británica terminó por reconocer el derecho de los nativos aunque no fueran expulsados los colonos ingleses de la zona. La ”Rebelión Pontiac“ fue la única en América del Norte capaz de poner a raya a los europeos.
Esta vez, el rey Jorge II firmó la ”Proclama Real de 1763“ por la cual el Imperio Británico reconoció los derechos de la población nativa a sus tierras y a respetarlas (aunque no por mucho tiempo). Los ingleses sufrieron más de 500 bajas entre tropas y civiles durante la guerra, mientras las fuerzas de Pontiac apenas llegaban a 200 aborígenes muertos. He ahí la leyenda de aquel ”indio“ llamado Pontiac.
Créditos
Willy Hierro Allen