La Habana del siglo XVI fue fruta anhelada de corsarios y piratas por las mercancías y tesoros que llegaban en buques de América rumbo a España.
En fecha tan temprana como 1537, solo 18 años después de ser fundada la villa de San Cristóbal de La Habana, sufrió el primer ataque. A inicios de marzo, dos buques filibusteros franceses fondearon en la bahía, atacaron y saquearon la naciente villa. El teniente Juan Velázquez defendió la plaza al tiempo que tres navíos españoles ripostaron el ataque.
Huyen los franceses con rumbo oeste perseguidos por los navíos españoles, cerca del Mariel son alcanzados y se libra un fuerte combate entre los dos buques franceses y los tres españoles. Finalmente la maña de los piratas se alza con la victoria, queman dos de los barcos españoles y se llevan el otro como trofeo y futuro usufructo.
OTRA VEZ
Un año después, 1538, vuelven los corsarios franceses a la maltrecha villa de La Habana. Los vecinos, conocedores de la maldad de estos desalmados, huyen de la villa. Los piratas desembarcan en zafarrancho y ocupan el lugar para disfrutar y descansar durante 15 días, al marcharse arrasan: incendian las casas y se llevan hasta la campana de la iglesia.
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Tras los descalabros sufridos y ante la permanente amenaza de otros peores aún, los habaneros deciden prepararse para hacerle frente ‘a lo que venga’. Y llegaron de nuevo cinco años más tarde, en 1543. Unos dicen que era el temible Roberto Baal, otros que estaban mandados por Jean Francois de la Roque, pero no pudieron entrar a la villa.
PRIMERA VICTORIA
En una clásica maniobra de distracción, anclaron cuatro naves frente a La Punta, en la entrada de la bahía, mientras una tropa pirata desembarcaba en la Caleta de San Lázaro. Los invasores, que avanzaban por tierra, fueron fuertemente rechazados por los vecinos armados y preparados, apoyados por el fortín de La Fuerza, construido en 1540.
Los piratas sufrieron más de 15 bajas y se retiraron contrariados ante la victoria de los habaneros. Pero La Habana seguirá asediada por naves de Francia, Inglaterra y Holanda, no siempre de corsarios y piratas, de eso y más les contaré próximamente. Los buques de mercancías trajeron fortuna a La Habana, los armados para la de guerra, muchos infortunios.
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