Dedicamos tres días a rodar por La Habana en un Peugeot 508 de Rent a Car Vía, con el patrocinio de Havana Club en su campaña contra accidentes de tránsito ‘si bebe no maneje’, para descubrir y contar esas historias que se relatan sobre la infraestructura vial y los componentes emblemáticos en la capital de todos los cubanos.
Tomamos el auto en un punto de renta al oeste del río Almendares, entre los túneles de 5ta. Avenida y Línea, cerca del restaurante Kasalta. Uno de los especialistas de Rent a Car Vía nos explicó detalladamente todos los pormenores del carro que rentamos, de alta gama, para este viaje por La Habana, real y maravillosa.
Nuestro primer destino: el Parque Histórico Militar Morro Cabaña donde se celebrará la Feria Internacional de Turismo 2019. El mismo comprende el Castillo de los Tres Reyes del Morro, la edificación más emblemática de La Habana, obra del ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli, que comenzó a prestar servicios en 1630.
En este parque Histórico Militar, también está la fortaleza San Carlos de la Cabaña, llamada así en honor al rey Carlos III. Es la mayor construcción de carácter militar edificada por España en América. En 1773, tras el canje de La Habana por La Florida a los ingleses, el brigadier Don Silvestre Abarca inició las obras que culminaron un año después (1774).
Ambas instalaciones se encuentran en la rivera este del canal de entrada a la bahía de La Habana. Con el auto subimos a la elevación donde se halla la torre del faro. Desde allí hay una vista maravillosa de la ciudad a orillas del puerto. Luego, sorteando estrechas arterias asfaltadas, nos fuimos más allá de La Cabaña para ver el Cristo de La Habana.
Esta colosal estatua, ubicada entre La Cabaña y el pueblo de Casablanca, es obra de la artista Jilma Madera. En casi dos años se hizo, en Italia, la faena que usó 600 toneladas de mármol blanco de Carrara. Tiene una altura de 51 m sobre el nivel del mar y se alza encima de una plataforma de tres metros. Preside la entrada al puerto de La Habana.
Regresamos a la ciudad por el túnel que discurre por debajo del canal de la bahía, el más extenso del país, el cual fue inaugurado en 1958. Y rodamos por Malecón, la avenida marítima más famosa de Cuba, con vista al Golfo. De sus seis carriles, tomamos el cercano al mar, delimitado por la acera junto al muro, escenario de romances vespertinos al ocaso del sol.
Nos detuvimos al final, junto al Torreón de la Chorrera, en la boca del río Almendares, fortaleza española diseñada por Juan Bautista Antonelli, hijo del constructor del Morro. Fue concluida en 1647, costó 20 mil ducados y lo pagaron los vecinos de La Habana.
Cruzamos el Almendares rumbo a Miramar (Playa) por el túnel de 5a. Avenida, con unos 100 metros de extensión, para entrar en la Avenida de las Américas, que empieza su camino hacia el oeste a la salida del túnel, junto a la Fuente, y llega hasta el río Santa Ana, en Santa Fe, al final del municipio Playa.
Pasamos la Torre del Reloj, cuyas cuatro campanas tiene grabado el nombre de José López Rodríguez (Pote), quien hizo el puente levadizo por el cual, anteriormente, se cruzaba el Almendares, sustituido luego por el túnel; campanas que reproducen el sonido de sus iguales, instaladas en el famoso Big Ben de Londres.
Regresamos al Vedado por el Puente de 23, el primero fabricado en Cuba de hormigón armado, con un arco principal de 58 metros de luz, que tiene 108 años. Antes, para cruzar el Almendares, los peatones lo hacían por un puente colgante y los carruajes y autos los montaban en una balsa que los transportaba por el río de orilla a orilla.
Tras tantas vueltas por La Habana y conocer más de esta hermosa ciudad, entregamos el auto en el punto de Rent a Car Vía y nos fuimos a descansar.
Fotos: Maykel Espinosa
Video: Fernando Collado