Con frecuencia escuchamos la pregunta: ¿Puedo rellenar el motor de mi auto con otro aceite? Esta simple pregunta lleva una respuesta no tan sencilla.
Un aceite lubricante convencional es una mezcla de un aceite base con un paquete de aditivos que mejora sus propiedades. Con el paso de los años los motores de autos han evolucionado mucho, cada día giran más rápido, comprimen más, generan más temperatura, son más compactos, más potentes, todo esto con un cárter más pequeño.
Es mucha responsabilidad para el aceite, encargado de minimizar la fricción entre las piezas conjugadas, ayudar a enfriarlas, mantenerlas limpias y libres de herrumbre. También el aceite tiene que controlar los depósitos de barniz, lodo y carbón, manteniendo en suspensión los contaminantes para que puedan ser filtrados.
Diseñar un aceite para motores es un trabajo muy calificado y complejo, es tarea de científicos, requiere de cientos de horas de ensayos de laboratorio y otras tantas de pruebas de banco y de campo, destruyendo en la tarea el equipamiento de prueba y gastando mucho dinero en aras de lograr la meta suprema: un lubricante de alto rendimiento.
Este aceite resultante, avalado por organizaciones internacionales como la API (Instituto Americano del Petróleo), la ACEA (Asociación Europea de Constructores de Automóviles), OEM (Fabricantes Originales de Motores), llega a ser como la culminación de una obra de arte de un pintor o un escultor, donde el producto final es mucho más que la suma de los materiales utilizados.
El aceite es la última pieza que se monta al motor, muy diferente a las demás pues no requiere de pinzas ni destornilladores, ni siquiera es sólida, pero es tan importante que ningún motor puede funcionar sin ella y su calidad es la garantía de una larga vida útil.
Casi todos los aceites para motores son perfectamente miscibles entre sí, pero el resultado en término de prestaciones es bastante impredecible. Mezclar un aceite de alta gama con otro cualquiera, significaría alterar un balance químico casi perfecto, sería retocar nosotros mismos una pintura de Henry Matisse.
No se forma la famosa pasta, posiblemente el aceite ni cambie su apariencia, pero en su estructura, más allá del alcance de nuestros ojos, ocurrirán cambios que se traducirán en una reducción del desempeño y de la vida útil tanto del aceite como del motor.
Cuidado con las mezclas con otros aceites y con los aditivos que promueven en sus etiquetas mejoras en el desempeño. Siga al pie de la letra las recomendaciones del fabricante del vehículo y utilice siempre aceites lubricantes certificados por organizaciones internacionales. A largo plazo, el vehículo se lo va a agradecer.