
El Triumph Toledo 1970 llegó para mantener las ventas en un sector del mercado difícil. Tuvo el mérito de lograrlo, ofreciendo menos que su antecesor.
La llegada del Triumph Toledo fue todo un ejercicio de practicidad por parte de British Leyland, allá por 1970. Necesitada de refrescar la obsolescencia que ya venía acuciando su modelo 1300, la marca se planteaba su remplazo por un modelo más moderno. Sin embargo, esto significaba un aumento en el precio, algo que podía no funcionar en ese momento para ese sector del mercado.
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La solución, magistral
Para resolver semejante acertijo Leyland hizo un movimiento atrevido: presentó dos modelos en lugar de uno para sustituir al Triumph 1300. De esta forma, llegó al mercado el Triumph 1500, un auto tecnológicamente más avanzado, más amplio y mejor en todo sentido. También más caro.
Para los clientes del 1300 que no pudieran “saltar” al flamante 1500, Bristish Leyland reservó el Toledo, un “update” profundo del 1300, que resolvería muchas de los reclamos existentes. De inicio, el nuevo Toledo se inscribió en el estilo del nuevo 1500, compartiendo un frontal con una nueva parrilla dividida y marcando la diferencia con una sola luminaria rectangular, enmarcada en un plástico de color gris, por las dobles gemelas del 1500.
La mayor diferencia del Toledo era su tracción trasera y eje trasero de muelles helicoidales. Esto buscaba simplicidad y bajos costos. Este hecho, combinado al mismo motor de 1.3 litros y 58 CV permitía ofrecer un auto de mejor imagen y precio muy contenido. Estaba acoplado a una caja mecánica de cuatro marchas hacia delante y marcha atrás.
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Los frenos de tambor estaban ajustados alrededor y no había una opción de sobre-marcha y menos una caja automática disponible.
El interior también modesto.
Permanecer hoy dentro del Triumph Toledo sería inconcebible, aún si tuviéramos el más económico de los autos. Su interior era literalmente barato, con madera incrustada en una sencilla plancha donde apenas estaban los instrumentos esenciales. Es justo decir, que no desmejoraba la competencia, a menudo repleta de un vulgar plástico negro.
Más tarde, en marzo de 1971, se lanzó una versión Special, de 4 puertas, en el Salón de Ginebra. Equipaba un motor de 1.5 litros y hasta 64 CV. Luego, en 1972, llegarían los frenos de discos, pero las diferencias estéticas, aunque existentes, fueron mínimas, y el modelo dejó de existir en 1978, cuando ya solo era producido en Nueva Zelanda.