
Los deportes en los que se mezclan ruedas y velocidad son realmente peligrosos: Fórmula 1, rallys, raids, son claros ejemplos de ello. Pero si hay uno en el que los pilotos ‘juegan’ con la muerte, ese es el Dragster. Y si no, que se lo pregunten a Mike Austin, que salvó su vida a pesar de que su monoplaza se estrelló a más de 300 km/h.
El Dragster de Austin despegó del suelo y colisionó contra la protección de forma brutal. El monoplaza quedó totalmente destruido. A pesar del increíble accidente, Mike Austin salió ileso. Eso sí, con un susto mayúsculo...
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autobild.es