La industria de los jets privados crece a una velocidad vertiginosa. La demanda es enorme, los caprichos hay que complacerlos y se pagan bien caros.
Príncipes, ejecutivos, empresarios, artistas, deportistas y poseedores de grandes fortunas se pueden permitir semejantes extravagancias: costearse un jet privado o simplemente alquilarlo por unas horas para trasladarse sin “tropiezos” en un vuelo VIP.
Los precios de los jets son exorbitantes, oscilan entre 30 y 500 millones de dólares, pero los bolsillos de los multimillonarios no se asustan a la hora de desembolsar los millones. Claro está que, el lujo, confort, servicios de excelencia, pantallas gigantes, bibliotecas; salas para reuniones, de cine, comedor con capacidad hasta para 30 personas son algunas de las exquisiteces que exhiben.
Jets privados
Las palmas se la lleva el príncipe Al-Waleed Bin Talal con uno de sus jets, el Airbus A380, más conocido como el “Palacio volador”. Su precio pasó de 350 a 500 millones después de transformarlo (quitó todos los asientos de pasajeros) y personalizarlo a su gusto. Tres pisos, garaje para sus dos Rolls-Royce, una sala de conciertos, un baño turco, un trono real con motivos de oro y una decoración de ensueño.
El Airbus A340-300 del ruso Alisher Usmanov se calcula entre 350-450 millones; el Boeing 747-430 del sultán Brunei, 233 millones; el Gulfstream III del productor, actor y director Tyler Perry, 125 millones.
Hay quienes ostentan más de uno, incluso son pilotos certificados como el actor John Travolta que posee un Boeing 707, otro Boeing 727, un Bombardier Challenger 601 y tres jets Gulfstream. ¿Cuánto sumarán en conjunto?
Otros, además de los lujos, graban su nombre como el rapero Jay-Z, dueño de un Bombardier Challenger 850 que se calcula en 50 millones. Sus iniciales (J. Carter) aparecen en un lateral del avión.
Jackie Chan, la estrella de cine, viaja en un Legacy 650 que tiene su nombre y un dragón dibujado a lo largo del fuselaje con su logotipo.
¿Ya pensaste cómo personalizar el tuyo?