Independientemente a que si, finalmente, se le permite correr en Valencia a Fernando Alonso, después de la sanción en Hungría, no hay dudas que la mayor atracción del GP de Europa, a celebrase el venidero 23 de agosto, es el regreso del rey Michael Schumacher, quien sustituirá al brasileño Felipe Massa (Ferrari), durante su etapa de recuperación tras el accidente en Hungaroring. Las pruebas realizadas en Mugello no fueron alentadoras, pero el siete veces campeón del mundo se prepara a todo tren para un feliz retorno.
La principal dificultad del alemán es la molestia en su cuello, un trauma sufrido en un accidente motociclístico a principios de este año. Sin embargo, Schumacher, con cuarenta años de edad y casi tres de retiro, ha entrenado muy fuerte durante el pasado miércoles y jueves en el kartódromo italiano de Lonato. En su página web, la estrella alemana declaró sentirse satisfecho después de los duros entrenamientos, donde fortaleció brazos, hombros y cuello.
Por reglamento, y después que los equipos de la FOTA rechazaran cualquier prueba con el monoplaza de la actual temporada, Michael seleccionó el karting para regresar en buena forma a la máxima competición. La expectativa es mundial y las entradas para el circuito urbano de Valencia han tomado un nuevo valor, ser testigos presenciales del retorno del mejor piloto de todos los tiempos. Además, cadenas televisivas, que habían perdido el interés de transmitir la prueba reina del automovilismo, han mostrado serias intenciones de renovar contratos, al menos mientras corra Schumacher.
Veremos qué pasa en Valencia, porque aunque Ferrari no es, ahora mismo, el mejor coche de la parrilla, sus mejoras son evidentes. El mago del volante pudiera darle un toque fantástico y ganar la pole, casi más de la mitad del GP valenciano, un trazado donde los adelantamientos no existen.