
Le parecerá raro que un SUV ocupe nuestra sección, pero solo el hecho de que Brabus ponga las manos sobre uno de ellos nos da la medida de lo que se propone. Tomó al más pequeño de los SUV de la marca alemana Mercedes-Benz y lo ha convertido, de súbito, en el más rápido del planeta. Con nuevo corazón y re estilizado traje, el GLK de Brabus supera sin dificultad los 300 km/h. Para ello pasó del V6 de 3.5 al V12 de 6 litros e incorporó un nuevo kit de carrocería (Widestar) desarrollado en el túnel de viento.
El nuevo propulsor V12, que ya utilizó el Mercedes-Benz SL 65 AMG, se le han hecho modificaciones importantes como el aumento de cilindrada, ahora de 6.3 litros, y la instalación de dos turbocompresores en paralelo. Así la potencia aumento hasta los 730 CV a 5 500 rpm y el par motor máximo supera los 1 300 Nm a solo 2 100 rpm.
Sin embargo, por motivos de seguridad el torque se ha limitado electrónicamente hasta los 1 100 Nm y de esa manera proteger la caja de cambios automática de cinco velocidades que transmite al tren trasero. No obstante, la aceleración es impresionante, registrando de 0 a 100 km/h 4.2 segundo. Si sigue pisado a fondo, en 12.4 segundos irá a 200 km/h, desarrollando finalmente la velocidad punta de 322.3 km/h.
Los dos spoiler, frontal y trasero, trabajan en la estabilidad del Brabus GLK V12 cuando sobrepasa los 300 km/h. Además, los imponentes pasos de rueda le permite colocar los impresionantes y efectivos neumáticos de veintidós pulgadas de diámetro 285/25 ZR22.