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El Koenigsegg Agera es la propuesta del fabricante sueco para conmemorar sus quince años de existencia en la industria automotriz. Siendo una marca de muy poca producción pero de extraordinarios resultados. No por gusto en su momento ostentó el récord homologado de velocidad para un auto de serie. La denominación Agera proviene de Ageratos, el dios griego de la eterna juventud, y le viene muy bien a Koenigsegg que derrocha juventud y milagroso rendimiento.
Con chasis monocasco de fibra de carbono, kevlar y aluminio, el mismo usado en su primera creación, el Agera sigue demostrando que cada paso de la marca escandinava es seguro, firme y que esta vez sus principales novedades están en el fuselaje y el habitáculo, con una elegancia sin precedentes en la marca, siempre más preocupada por las prestaciones.
El propulsor, también conocido de sobra por Koenigsegg, es un V8 de 4.7 litros de desplazamiento y sobrealimentado por sendos turbocompresores que llevan la potencia máxima hasta los 910 CV y un par motor máximo de 1 100 Nm a 5 100 rpm.
La novedad en la transmisión esta en el control de tracción automático, el cual cambia según las condiciones del trazado o el estilo de conducción en milésimas de segundo. Se puede decir que es de los que reaccionan más rápido en el mercado actual. Todo sin afectar sus prestaciones que apuntan 390 km/h de tope y 3.1 segundo acelerando de 0 a 100 km/h.
En el habitáculo destacan lo moderno y lo clásico, todo sin dejar atrás su esencia deportiva. En él se combinan la piel, tela, plástico y fibra de carbono. Las pinceladas futuristas se presentan en la consola central donde resaltan los controles de la climatización y el equipo de sonido iluminados por llamativos LED azules. Además, impresionan en el panel de instrumentos el tacómetro y el velocímetro analógicos sobre una pantalla digital.