Una muerte inevitable (Moto2)

Creado: Mié, 08/09/2010 - 00:52
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Recopilaciones de Bebo
Una muerte inevitable (Moto2)

Una muerte inevitable

Nadia Tronchoni

Directivos y pilotos consideran una fatalidad el atropello sufrido por Tomizawa

Franco Uncini, hoy responsable de Seguridad de la Federación Internacional de Motociclismo, ayer piloto y campeón mundial de 500cc en 1982, cuenta cómo en 1983, en el circuito de Assen, fue embestido por la moto de Wayne Gardner. El accidente fue tan espectacular que Gardner le acompañó en el hospital y a punto estuvo de retirarse. Pero, por fortuna, no tuvo consecuencias fatales como el que el domingo, en el de Misano, en el Gran Premio de San Marino, le costó la vida a Shoya Tomizawa. Lamentablemente, 27 años después, siguen sin poderse controlar las consecuencias para un piloto tendido en la pista. "Este deporte es muy peligroso. Intentamos minimizar los riesgos, pero la caída de Shoya fue un imponderable.

Le golpearon a más de 200 kilómetros por hora y no se pudo hacer nada. Extrañamente, en vez de salirse del trazado, se quedó ante las ruedas de De Angelis y Redding", explica Carmelo Ezpeleta, el presidente de Dorna, la empresa organizadora; "fue una fatalidad". "Tras la muerte de Kato [2003], Dorna hizo un esfuerzo para mejorar la seguridad, pero no hay nada que hacer en un caso así. El circuito no tiene ninguna resposabilidad. Fue un error de Tomizawa. En vez de cortar gas, trató de recuperar el control de la moto dando más", advierte.

También cabe mejorar las protecciones de los pilotos, los materiales con que se cubren, o hacer obligatorio el airbag en los monos, pues solo lo llevan algunos, como Valentino Rossi y Jorge Lorenzo, aunque no siempre activado. "Fue un traumatismo abdominal. Habrá que proteger mejor esa zona del cuerpo", añade Uncini.

Lorenzo o Casey Stoner criticaron asimismo el césped artificial en torno al asfalto: es muy resbaladizo para los neumáticos. La gravilla, aunque no embellece, es más eficiente: ayuda a reducir la velocidad y evita que las gomas patinen.

¿Debió suspenderse la carrera? Los organizadores sostienen que no: se atendió con celeridad al herido, se limpió la pista y no había peligro alguno, según el director de la misma, Paul Butler. Ezpeleta recuerda que, aun conscientes de la gravedad de su estado, no se confirmó la muerte de Tomizawa hasta horas más tarde, cuando se encontraba en el hospital de Riccione.

La muerte de Tomizawa fue una «fatalidad»

La organización del Mundial se defiende por no suspender la carrera tras el accidente

Emilio Pérez de Rozas / Misano / Enviado especial

Fatalidad. Error. Imponderable. El accidente y la muerte, el pasado domingo en el circuito de Misano, del japonés Shoya Tomizawa, de 19 años, ha sido la mayor desgracia del motociclismo de alta competición en los últimos siete años. «Todo fue una desgracia, un cúmulo de mala suerte. Ni Scott Redding ni Alex de Angelis pudieron hacer nada para evitar el cuerpo de Shoya. Era imposible hacerlo», explicó Valentino Rossi, nueve veces campeón del mundo. Un punto de vista con el que prácticamente coincide todo el mundo.

«Desde el accidente mortal de Daijiro Kato, en el 2003, la compañía Dorna y los organizadores de los grandes premios han trabajado durísimo para mejorar los circuitos, con escapatorias y protecciones», valora Franco Uncini, excampeón del mundo de 500cc en 1982, responsable de la seguridad en el Mundial y enlace con los pilotos. «Ahora hemos de esforzarnos por apoyarnos en los nuevos materiales y alta tecnología para proteger aún más al piloto». Y es que solo tres o cuatro pilotos, los punteros, de MotoGP, llevan montados en el mono el moderno airbag e, incluso, a veces ni lo activan porque, de caerse, si se dispara, no pueden reincorporarse, en caso de que puedan volver a coger la moto.

ERROR FATAL / Según Uncini, dentro de la fatalidad, considera que, tras ver varias veces el vídeo del accidente, Tomizawa «cometió un error». «En lugar de cortar gas, para que la moto se enderezara y trazar largo, intentó salir del primer derrapaje de la rueda delantera dando gas y la trasera acaba provocando su caída».

ATAQUE DE ANSIEDAD / Carmelo Ezpeleta, responsable de la organización del Mundial, también habla de «mala suerte». «Pudo caerse y deslizarse hacia las escapatorias, pero no... Se quedó en medio de la pista y fue atropellado», lamenta el dirigente, quien afirma que la obligación de la organización «es minimizar los riesgos de un deporte peligroso».

Nadie pudo arrancarle una palabra a Scott Redding, de 17 años, el piloto más joven de los 38 de Moto2. Tuvo que ser tratado de un ataque de ansiedad ya que fue él quien atropelló a Tomizawa provocándole la lesión en el corazón. Alex de Angelis, de 26 años, le golpeó en la cabeza. «Me parece increíble que yo haya salido ileso de semejante accidente. Me encontré a Tomi de forma imprevista. Traté de chocar contra su moto, pero me caí y no recuerdo más».

DOBLE POLÉMICA / Tras la tragedia, la organización del Mundial tuvo que defenderse de dos polémicas: por qué no se mostró la bandera roja nada más producirse el accidente y la auténtica hora del fallecimiento de Tomizawa. Según los responsables de la prueba, la carrera de Moto2 nunca corrió peligro de suspensión porque la pista estuvo siempre limpia mientras que Tomizawa murió a las 14.20 horas en el hospital Ceccarini de Riccioni.

El accidente se produjo a las 12.36 horas. Las primeras asistencias, su reanimación, se produjo en el puesto 11 del curvone de Misano.

PISTA LIMPIA / Todo el mundo habló de muerte inmediata, pero nadie lo supo a ciencia cierta. A las 14.20 horas, el doctor Costa, sin conocimiento de la organización, confirmó la defunción. «Antes que nada hay que intentar salvar al piloto», explicó Claudio Macchiagodena, el auténtico médico del Mundial.

Además, no puede darse la noticia sin haber hablado con su familia. Sin embargo, Jorge Lorenzo aseguró que a las 14.00 ya sabía que el piloto había fallecido.

Respecto a la suspensión de la prueba, nadie tiene dudas: debió de hacerse de inmediato. Uncini se defiende: «Los comisarios de pista nos dijeron que la pista estaba limpia. No había, por tanto, motivo alguno para suspender la carrera».
 

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