
Buscando preservar su liderazgo en el competitivo segmento de los SUVs, BMW renueva el todoterreno X5, cuya tercera generación verá la luz en el Salón de Frankfurt a mediados de septiembre y saldrá a la venta poco después, con tres motorizaciones disponibles, un diseño retocado y amplio espacio interior.
Con unas dimensiones exteriores de 4 886 mm de longitud (2 933 mm de batalla), 1 938 mm de ancho y 1.762 mm de altura, el nuevo X5 crece respecto a su predecesor, sobre todo si atendemos al espacio interior que deja para sus ocupantes, con un maletero que presenta una capacidad de 650 litros, que prácticamente puede triplicarse hasta los 1 870 litros con los asientos traseros abatidos.
En su lanzamiento, estará disponible con el motor V8 de gasolina de nueva generación, que rinde 450 CV de potencia, y los diesel de seis cilindros y 258 y 381 CV, todos acoplados a la nueva caja de cambios automática de ocho relaciones, así a la función Auto Start Stop y el modo Eco Pro con conducción en modo de planeo, por lo que reduce ampliamente sus consumos y emisiones para cumplir la norma Euro 6, gracias al uso de materiales ligeros y a la mejora aerodinámica del vehículo (ahora con un coeficiente de 0,31).
Así y todo, más allá de las versiones TwinPower Turbo presentadas de forma inicial, en diciembre su gama mecánica se ampliará dando lugar a un abanico que contará con siete versiones en total, a partir de las variantes BMW X5 xDrive40d, BMW X5 xDrive35i, BMW X5 xDrive25d, y el BMW X5 sDrive25d, cuyas emisiones de CO2 frisarán apenas los 149 g/km. Sin duda, un plus de exclusividad para este todoterreno alemán, que de por sí ya trae de serie en su equipamiento sensor de aparcamiento delantero y trasero, llamada de emergencia inteligente, control de crucero con función de freno, apertura eléctrica del portón trasero, sistema Bluetooth con USB, sensor de lluvia, accionamiento automático de luces y climatizador… entre un sinfín de chucherías tecnológicas. A tono con lo que se espera de un SUV de su categoría.