El mayor y más confortable de los Renault que circula por las calles y carreteras cubanas, el Latitude, será nuestro auto a prueba. Mientras que Artemisa, esta vez por el circuito sur, donde se encuentran las playas: Majana, Guanima y El Cajío será nuestro destino. Un viaje que coquetea con la aventura ya que arribaremos a lugares desconocidos para el equipo de Excelencias del Motor.
Cuando decidimos probar un Renault pensamos en primera instancia en el modelo medio que rueda en la mayor de las Antillas, el Fluence. Sin embargo, nos decantamos por el mayor ya que la diferencia de precios en la división de renta de autos de Excelencias Travel es mínima. El coche probado es prácticamente nuevo y la primera impresión que nos dio fue una mezcla de poder, sobriedad y confort.
Y así es. El Renault Latitude es una berlina que habita en el segmento medio alto con un largo de 4.89 m, un ancho sin espejos de 1.83 m y un alto de 1.50 m. Cuando tomas la llave, en forma de tarjeta, te das cuenta que se trata de un auto que lleva tecnología moderna; no obstante, dentro del vehículo no se palpa tal modernidad con un panel de instrumentos clásico y analógico que asoma una pequeña pantalla digital monocromática en medio de dos relojes (tacómetro a la izquierda y velocímetro a la derecha) donde aparece la información de la computadora a bordo.
Lo más positivo de su interior es el amplio espacio, la visibilidad y lo cómodo de las butacas con regulación eléctrica en distancia y altura para el conductor y manual para el pasajero. Los reglajes de los retrovisores exteriores también son eléctricos, al igual que las lunas de las cuatro puertas. Para la llave hay una ranura en el salpicadero donde se puede introducir, o si lo prefiere, como hicimos nosotros, se puede llevar en el bolsillo.
Para poner en marcha el motor solo hay que presionar el embrague y pulsar un botón colocado a la derecha del volante, en el salpicadero. La insonorización del habitáculo es de primera línea y la transmisión (manual de seis velocidades) cuenta con una palanca de fácil manipulación y recorridos cortos que hacen el manejo agradable. El sur de la provincia Artemisa es sugerente para un viaje a lo desconocido, con peculiares playas que encierran historias y leyendas insospechadas. En nuestro recorrido decidimos adentrarnos por la más occidental de las playas que pretendíamos visitar, Majana.
Para llegar tomamos la Autopista Nacional hasta el entronque de Jobo (35 km) y giramos a la izquierda en busca de la Carretera Central. Luego doblamos a la derecha camino al poblado Las Mangas y desde allí a la izquierda, rumbo sur, un camino que te lleva directo a Majana. Este último tramo es sensiblemente estrecho y de asfalto maltratado; no obstante, nuestro auto se desplazó como alfombra gracias a una amortiguación dirigida en mayor medida al confort sin olvidar lo deportivo.
Se puede pensar que para una berlina que frisa los cinco metros de largo un motor de cuatro cilindros en línea (gasolina) y 2.0 L de desplazamiento es poco, más aún si revisas los datos técnicos que apuntan un par motor máximo de 191 Nm cuando el motor gira 3 700 rpm. Sin embargo, la realidad es otra. El Renault Latitude combina muy bien la transmisión con la potencia del motor (140 CV) a regímenes bajos de revoluciones que, además de asegurarnos un manejo agradable, nos garantiza un consumo bien ajustado para su gama por debajo de 10 L/100 km. Si tenemos en cuenta que el depósito de combustible almacena 70 L, nuestro auto a prueba tiene una autonomía que supera los 700 km por tanque.
Llegamos a Majana, pero de playa nada. Las penetraciones del mar por el incremento de fenómenos meteorológicos y climatológicos provocaron su desaparición. Miguel Ángel, un custodio, pescador y de cuanto haga falta en la zona nos recibió con diligencia y nos contó de los avatares de la extinta playa que solo conserva el caserío de pescadores (unas ochenta viviendas) que alberga una población flotante y sus embarcaderos donde atracan aproximadamente cuarenta embarcaciones, todas dedicadas a la pesca.
Punto y aparte, en el Renault Latitude, merece el aire acondicionado bizonal que domina sin dificultad su amplio interior con mandos de fácil acceso y flujo de aire independiente y regulable para las plazas traseras. A lo que se suma el equipo de sonido, de excelente factura, que dispone de: seis parlantes, radio (AM-FM), lector de CD en formato MP3, entrada auxiliar, puerto USB, Interfaz bluetooth y mandos al volante. Otros elementos que sin lugar a dudas elevan el confort son el encendido automático de las luces y el sensor de lluvia para el accionamiento automático de los limpia parabrisas.
Salimos de Majana en dirección este, en busca de Guanima, al sur de Alquízar. La playa, aunque también sufrió las envestidas de los últimos ciclones tropicales aún está en pie. En ella se erigen numerosas sombrillas de guano enclavadas en la arena y un largo espigón de madera, sitio obligado para los habitantes lugareños que tienen como afición la pesca.
Y de Guanima a El Cajío, situado más al este en el poblado de Güira de Melena. Esta playa guarda la leyenda del cacique Cajío que, esculpido en estatua por manos, cinceles y martillo del escultor Enrique Lambarri, se levanta con mirada desafiante al mar y protege a sus habitantes de los ataques meteorológicos y climáticos como ciclones, huracanes y penetraciones del mar. Pero para muchos, este indio fue pura invención comercial. Así lo asegura Rigoberto Castañeda, historiador de Güira de Melena. El mito fue dirigido a promover la venta de terrenos en esa zona costera, en la década de 1920.
La realidad es que mucho ha sufrido el pequeño poblado con múltiples ataques destructivos de fenómenos naturales que han llevado a las autoridades locales y nacionales a tomar decisiones tales como mudar la comunidad a un sitio más alejado del amenazante mar. Sin embargo, sus habitantes se resisten a abandonar su terruño y su playa, fuente de sustento, de tal manera que el gobierno decidió fabricar allí viviendas más robustas y resistentes como solución al inminente peligro.
De regreso a La Habana tomamos la Autopista de San Antonio de los Baños, en extremo ancha, y ahí probamos la aceleración del Renault Latitude. En primera y con el acelerador a fondo alcanzó 50 km/h a 6 400 rpm, no lo llevamos a 6 500 rpm, porque a ese régimen el motor hace un corte de ignición. De segunda a cuarta lo subimos hasta 6 400 rpm: en segunda 90 km/h, en tercera 130 km/h y en cuarta 170 km/h. Para probar el tope tomamos la Autopista Nacional rumbo a Bauta y allí, en un tramo recto y despejado le dimos rienda suelta al Latitude. En quinta marcó 180 km/h a 5 500 rpm y en sexta registró 192 km/h a 5 000 rpm.
Pero lo recomendable y donde se disfruta de una conducción agradable, segura y económica es viajar a velocidades entre 90 y 120 km/h. Me encanta conducir así y poner en la pantalla digital el consumo puntual. De esta manera, en sexta velocidad, llevamos el motor a un régimen de 2 550 rpm, una velocidad de 90 km/h y un consumo puntual de 6.7 L/100 km (15 km/L). Luego aumentamos la velocidad a 120 km/h, el motor giró 3 120 rpm y el consumo puntual registró 7.7 L/100 km (13 km/L). Sin embargo, lo más sorprendente fue que en la ciudad, en cuarta velocidad y a giros bajos del motor, reflejó en la pantalla un consumo puntual de 5.0 L/100 km (20 km/L). Recuerde que estamos hablando de consumo puntual, no promedio, y que está condicionado por circunstancias específicas, pero de cualquier manera nos da una idea de cuan económico puede resultar el manejo del Renault Latitude con esta combinación de motor-transmisión.
Resumiendo. El Renault Latitude es una berlina de la gama medio alta que pre¬sume de buen porte, excelente confort y conducción económica con motor de 2.0 L y transmisión manual de seis velocidades. En cuanto a la seguridad cuenta con airbag para conductor y pasajero; además, discos de frenos en las cuatro ruedas con ABS, distribución electrónica de frenado y bloqueo automático de puertas con velocidad.
Excelencias del Motor realizó este viaje de prueba con la colaboración de la firma italiana Resigum, la agencia de viajes Excelencias Travel y la rentadora de autos Rex.
Créditos
Textos y Fotos: Willy Hierro Caveda