Enfrascado como está en alcanzar el pináculo mundial de la industria automotriz antes del 2018, el grupo Volkswagen no cede un respiro. A cada momento, se mire por donde se mire, proyecta modelos rutilantes, conquista mercados florecientes, destroza records de ventas y establece alianzas en todos los frentes. Suma y sigue, suma y sigue… Siempre con su objetivo principal bien claro.
Justo así acaba de hacerse ahora mismo con el control del fabricante germano de camiones y vehículos pesados MAN, en el que ostenta el 55.9 % del capital, luego de que en mayo incrementara hasta un 30 % su participación en la firma con asiento en Munich para sorpresa de muchos.
Con ello Volkswagen podrá impulsar sinergias sustanciales entre MAN y su filial escandinava Scania para ahorrar costes, aunque en principio ya aseguró que mantendrá por separado a las dos marcas, que entre ambas produjeron el año pasado 172 000 camiones de más de seis toneladas, aún lejos de los 274 000 fabricados por su principal rival europeo en dicho segmento, Daimler.
No en vano MAN saludó con beneplácito su futuro inmediato, al abrir ”un nuevo capítulo“ en sus 253 años de historia, mientras el presidente de Volkswagen, Martin Winterkorn, aseguró que su empresa está ”más que satisfecha“ con el resultado de la operación, pues se trata de ”un hito muy importante“.
Y como en su vasto imperio el sol jamás se pone, el grupo alemán también acaba de recibir la autorización para erigir dos nuevas plantas en China, donde cimentará su poderío en las ciudades de Foshan y Yizheng, con nuevos modelos ecológicos y la expansión de su capacidad de producción local. Cada una de las factorías poseerá una capacidad anual de 300 000 unidades y la previsión es que empiecen a laborar a partir del 2013.