Mientras la mayoría de los fabricantes automotrices han decidido centrar sus inversiones en el campo de la electricidad, bien con modelos híbridos o 100% eléctricos, Mazda opta por evolucionar los
motores de combustión, al punto de anunciar que los modelos equipados con sus nuevos propulsores de gasolina podrían rivalizar, en materia de emisiones de CO2, incluso con los vehículos puramente eléctricos.
La clave de esta estrategia, por supuesto, descansa en la tecnología SkyActiv -G, cuya segunda generación se encuentra actualmente en desarrollo en sus instalaciones de Japón, basada en la anterior
familia de motores SkyActiv-G, de por sí eficaces, a los que se implementaría el sistema HCCI, similar al utilizado en las mecánicas diesel.
Con ello, los nuevos bloques emplearían la propia compresión que genera el pistón sobre la cámara para provocar la explosión de la mezcla, incrementando por tanto su relación de compresión respecto a
la gama actual, que exhibe una relación bastante alta de 14:1, hasta alcanzar niveles de 18:1.
De ese modo, las nuevas mecánicas de Mazda contarán con una eficiencia mejorada en términos de consumo de hasta un 30%, que a su vez redundaría en una reducción similar de las emisiones. Y todo esto sin
necesidad de añadir caros y pesados sistemas híbridos que lastren el peso, la producción ni el precio final de los vehículos.
De hecho, Mazda ya ha proclamado que no prevé lanzar modelos híbridos antes de 2020 en Europa, sin dejar por ello de poder cumplir con las exigentes normativas de reducción de emisiones de CO2, pues considera, a fin de cuentas, que a los motores de combustión todavía queda un largo camino por recorrer hasta que se expriman todas sus posibilidades.