En medio de la crisis llega Volkswagen a la India y desembolsa 580 millones de euros para abrir una nueva factoría en la localidad de Pune, donde iniciará en mayo venidero la producción del Skoda Octavia, al que seguirá, más adelante, una versión del Polo exclusiva para el mercado local, que se ensamblará a partir del 2010.
Con una plantilla formada por 2 500 personas, la nueva planta, que representa la mayor inversión del grupo alemán en ese país del sureste asiático, contará con una capacidad de producción de 110 000 vehículos anuales, destinados íntegramente al mercado local.
De hecho, nada de descabellado esconde esta cuantiosa inversión, con la cual el principal fabricante automotriz de Europa amplía a 61 el número de plantas con que cuenta en todo el mundo.
Si bien ya puso también en marcha una estrategia para fortalecer su posición en China, sobre la base de casi 2 000 millones de euros en aras de duplicar sus ventas y lanzar al menos cuatro modelos nuevos hasta el 2018, no es menos plausible que opere de forma similar en otro mercado emergente como el de India, en el que se estima que el número de matriculaciones anuales crecerá desde los 1,2 millones de unidades actuales hasta más de dos millones en el 2014.
Desde 2001 el consorcio germano produce modelos de las marcas VW, Audi y Skoda en la localidad de Aurangabad, por lo que se deduce que su interés en la Tierra de las Especias es renovado y no fortuito. De sobra es sabido que en Wolfsburg no creen en casualidades.