Contar con los mejores pilotos de la parrilla, los que han llevado a la Marca de los Diapasones a dominar todos los casilleros posibles, individuales y por equipos, es un privilegio del que disfruta ahora y de seguro la venidera temporada. Pero finalizado el 2010 las monturas oficiales de Yamaha quedarán al garete. Podría significar el fin con la estrella italiana, Valentino Rossi, que tantos lauros le ha dado, o con la joven promesa de la máxima categoría, el español Jorge Lorenzo.
Aunque cualquiera de las dos perdidas será significativa, de seguro la de Rossi sería la peor de todas. A Valentino le quedan, en plenitud de forma dos años como mínimo, cuando termine la venidera temporada y si los firma con Ducati tendríamos un nuevo show. Claro, no creo que Yamaha deje escapar a su campeón tan fácilmente y mucho menos que el italiano le deje el camino despejado a su más encarnado rival.
Viéndolo así, el que sobra en Yamaha es Lorenzo, pero bien sabe el FIAT Yamaha que el mallorquín es un seguro futuro campeón y dejarlo escapar sería como entregar la bala que al final los mate. Lugar tendrá de sobra a donde ir y de salarios ni hablemos, pero Jorge más que dinero quiere el título, ya no los hizo saber renunciando a los millones de Ducati.
Entonces lo que le espera a Yamaha no es fácil, es como estar entre la espada y la pared. De ser ellos le ofrecería jugosos contratos a ambos y así mantener a los mejores jinetes. Sé que Lorenzo lo aceptaría sin problemas, pero no creo que a Valentino le haga mucha gracia. No obstante, Il Dottore sabrá cual será el mejor camino. De peores encrucijadas ha salido airoso, ahora solo nos queda esperar.