Varios choferes de la Agencia de Taxis No. 9 les dan un tratamiento diferente a sus carros y cumplen las orientaciones frente al coronavirus.
En una parte de la habanera calzada de Ayestarán, entre las calles Desagüe y Bruzón, se aprecia una pequeña caravana multicolor de autos clásicos en descanso. Antes de comenzar a ofrecer servicios vespertinos, varios choferes de la Agencia de Taxis No. 9 les dan un tratamiento diferente a sus carros. Protegidos por nasobucos, los limpian con compuestos químicos, fundamentalmente cloro, por dentro y fuera, como una medida más de precaución ante la pandemia global que constituye la COVID-19.
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Ernesto Reyes Candelario, director de la Agencia, declaró a Juventud Rebelde que se han cumplido las indicaciones de los ministerios de Transporte y Salud Pública. La principal medida adoptada, dijo, ha sido la capacitación de todo el personal respecto a los riesgos que pueden tener, las acciones a realizar en cada servicio y las informaciones que deben brindar, además de que se han comprado soluciones de hipoclorito y se desinfectan todos los autos.
Él es consciente de que sus trabajadores están “en la primera línea de combate”, al tener vínculo directo con turistas y cambiar de manera constante de clientes, pues tienen que brindar servicios a “alguien que se encuentre en un hotel, luego a otros que se trasladaban en una guagua o simplemente a un turista que en la vía le saque la mano”.
El Director afirmó que después de terminar cada una de esas prestaciones, el auto debe ser desinfectado y, como se ha explicado en las preparaciones, si se detectan síntomas del nuevo coronavirus en algún cliente, se debe acudir al sitio de recogida, llamar al puesto de mando de la empresa e informar a los órganos de salud pública de la región donde se encuentren.
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Yordanka Medina Domínguez, una de las conductoras de la Agencia de Taxis No. 9, alertó acerca de lo muy contagiosa que es la enfermedad y confirmó que se están tomando las medidas orientadas. «Si un cliente presenta síntomas se lo notificamos urgentemente al guía, evitamos el contacto y esperamos la llegada del sistema de salud. De no estar con el guía, informamos mediante las líneas telefónicas habilitadas. También desinfectamos los autos con sistematicidad, principalmente cuando concluimos un servicio.
“Cada tres horas me cambio el nasobuco y lo hiervo cuando llego a la casa. Me dirijo al baño y me lavo las manos por un tiempo prolongado, he creado de eso una rutina y en mi hogar todos la comparten. Igualmente, las ropas empleadas en mi jornada laboral las lavo y las pongo al sol. Todo esto es muy importante para mantener sanos a nuestros familiares y a la vez impedir que continúe propagándose el virus”, explicó.
La conductora afirma no haber encontrado ningún turista con síntomas de la COVID-19, y los clientes con los que ha tratado dicen sentirse seguros en nuestro país, pues lo ven como un referente a nivel mundial en cuanto al sistema médico y la solidaridad.
Por su parte, el directivo Reyes informó que en su unidad se ha reportado un solo caso de sospecha, «un chofer, el 9 de marzo. Él fue uno de los que trasladó a uno de los italianos que resultaron positivos, a una excursión en la noche al Morro-Cabaña. Ese cliente no presentó síntomas en el momento.
“Pero cuando fue detectado él y sus compañeros en Trinidad, se buscaron los contactos y la dirección de Salud Pública del municipio capitalino de Habana del Este, donde vive nuestro trabajador, lo reportó. Hace más de diez días permanece en cuarentena, hemos sabido de él y continúa sin riesgos para la vida”.
Tomado de Juventud Rebelde, autor: Javier Rodríguez Perera
📷: Abel Rojas.
