Al celebrarse el Día Internacional de la Mujer, Excelencias del Motor rinde tributo a esas mujeres que hacen posible la maravilla de la vida. ¡Gracias!
El automóvil fue por décadas un mundo muy masculino. Pero eso no impidió que, a lo largo de su historia, muchas mujeres dejaran su huella imborrable en las pistas de carreras, en la industria o, incluso, con importantes inventos que mucho ayudaron al desarrollo automotriz.
La Macorina.
En Cuba, es muy conocida la historia de La Macorina, quien –contra muchos prejuicios- fue la primera mujer al volante en el país. Su verdadero nombre fue María Constancia Caraza Valdés. En los años veinte se convirtió en una exclusiva dama de compañía, lo cual le permitió acumular fortuna y llegar a poseer hasta nueve automóviles. Está documentado que obtuvo la primera licencia para conducir en la isla, escandalizando una vez más a la “sociedad de bien”.
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Margaret Wilcox.
Una autentica pionera de la industria automotriz. Nacida en 1839, tuvo el valor necesario para estudiar y graduarse de ingeniería, siendo de las muy contadas mujeres con esa profesión entonces. A ella debemos el poder disfrutar de calefacción en nuestros vehículos. Resulta que, en fecha tan lejana como 1893, obtuvo la patente por idear un sistema que lograba hacer fluir el aire caliente del motor hacia el habitáculo.
Mary Anderson y Charlotte Bridgwood.
En fecha tan lejana como 1903, la neoyorquina Mary Anderson viajaba en un tranvía y nevaba fuerte. Se percató de que el conductor tenía que bajar constantemente para limpiar su parabrisas, para lograr visibilidad. Esto la llevó a idear un brazo con una hoja de goma en un extremo que, accionado por un muelle, se podía manipular desde el interior. Para 1917, Bridgwood logró añadir un motor eléctrico para el accionamiento.
June McCarroll.
Un gran susto frente a un camión, mientras conducía en California su Ford T, la hizo llegar a la idea de que una raya blanca en el medio de las carreteras –al ser el asfalto oscuro- pondría “a cada cual en su lugar”. Lanzó su propuesta y, para 1924, se hizo ley en California.
Hedi Lamarr.
Tal vez la más mediática, tanto por su protagonista –una famosa actriz de Hollywood de los cuarenta- como por su invento. Nada menos que el Bluethoot. Lamarr, muy sensibilizada con la Segunda Guerra Mundial, ideó un dispositivo para impedir a los torpedos enemigos impactar en sus objetivos. Funcionaba haciendo saltar de frecuencia en frecuencia la señal de los torpedos, impidiéndolos ubicar el objetivo. Este principio es el que permite el funcionamiento de los Bluetooth de nuestros autos y se encuentra también en nuestros móviles, en la Wi-Fi y GPS.