Con su bramar parecen escupir fuego y con su cola de vagones se pierden en el horizonte, dos de los trenes más largos del mundo: el tren del hierro en Mauritania y el tren de Pilbara en Australia.
La imagen de un tren-dragón se pudiera asociar a uno de esos mitos tribales que se trasmiten de generación en generación, sin embargo, en dos distantes continentes, África y Australia, sobre raíles, serpentean esos dos gigantes metálicos que superan cualquier ficción.
El ferrocarril mauritano –única conexión entre las minas y los puertos de embarque, de ahí la preponderancia que tiene para la economía de ese país, uno de cuyos principales renglones es la exportación de hierro– tiene el atractivo de atravesar la región desértica del Sahara; y si como muchos de sus pasajeros eliges hacerlo encima de uno de sus carros de carga, la experiencia, sin duda, promete.
El trazado de dicho tren, alrededor de 700 km de extensión, comprende desde el centro minero de hierro de Zouérat hasta el puerto de Nouadhibou en el Atlántico. Su composición varía, pero siempre supera los 200 vagones (a veces se colocan uno o dos para pasajeros, aunque la mayoría prefiere viajar encima de los de carga) cerca de tres kilómetros de largo, y para su tracción es empujado por cuatro locomotoras, aunque puede llegar a requerir de hasta siete u ocho en dependencia de la cantidad de toneladas que mueva. La frecuencia de las salidas depende del volumen de trabajo de la mina.
Por su parte, en Australia, país destacado por sus interminables formaciones de trenes, tenemos el tren de Pilbara, también destinado al traslado de hierro, en este caso con punto de partida de las minas de Kariratha hasta la región de Tom Price. Su composición al igual que su similar africano supera los 200 vagones, la formación Pilbara generalmente suele llevar unos 320 carros por viaje, y exige para su tracción varias locomotoras para lograr la potencia necesaria de acuerdo al tonelaje.
Como serpientes que se muerden la cola, la eternidad parece haber sido concedida a estos trenes mineros que cada vez que inician viaje garantizan la aventura y que clasifican entre los más largos del mundo.