Situada en el cruce de la Avenida de Carlos III y Belascoaín, la casa de los tres kilos fue la versión criolla de las nortemericanas tiendas WOOLWORTH.
Las tiendas WOOLWORTH habían inaugurado su primer establecimiento en Nueva York en 1880 y se anunciaban como tiendas de 5 y 10 centavos (5 & 10 cents store), nombre que cubanizado, se convirtió en “El tencén”, cuando los habaneros se referían a cualesquiera de los tres establecimientos que mantuvo en la Habana.
No imaginaba que en la capital, unos años después, una criolla “La Casa de 1, 2 y 3 centavos” se alzaba en una de las cotas mas elevadas del territorio metropolitano. Tal como le ocurrió a la norteamericana, los habaneros cambiaron para siempre su nombre y la llamaron “La casa de los tres kilos”.
La posición topográfica y la altura, era y es aún, uno de los nudos viales mas importantes de la ciudad, donde se entrecruzan rutas de transporte hacia los cuatro puntos cardinales; lo fué desde la existencia de los tranvías eléctricos y continuó en la era automotor.
El cruce de la Avenida de Carlos III con Belascoaín generaba un sostenido movimiento de personas que, atraídas por la posibilidad de comprar algo con muy poco dinero, mantenía la tienda en ventaja comercial, la cual aumenta en 1923 cuando se erige la majestuosa Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola, conocida por casi todos como La Iglesia de Reina, a menos de cincuenta metros de la intersección que divide la Calzada de Reina de la Avenida de Carlos III.
Como un hecho que muestra la diversidad cubana y en particular la habanera, el 25 de marzo de 1951 y al frente de la tienda, se coloca la primera piedra de lo que sería la Gran Logia de Cuba de AL & AM (Antiguos Laicos y Aceptados Masones), consagrada el 27 de febrero de 1955 en la misma esquina de Belascoaín y Carlos III.
Poco tiempo después, la tienda, deslucida su vieja construcción ante el nuevo y sobrio edificio, construye un nuevo local cuya estructura podemos ver hoy (la tienda Yumurí), aunque ya no vende mercancía tan barata como en aquellos tiempos en que competía con los “tencents”.
En la esquina, solo queda en pié, tal como era en décadas pasadas, el cuadrante sureste con su restaurante y viviendas. En el lado opuesto, un parque sustituye el viejo almacén de tabaco de la Havana Tobacco Company, ya demolido.
