El Alfa Romeo Carabo fue un proyecto que nunca llegó a materializarse. Solo existe un ejemplar en el museo de Alfa Romeo de Arese.
Los finales de los años sesenta cerraban una etapa revulsiva, de las más prolíferas en todas las esferas de la sociedad. En la industria del automóvil esto se reflejaba en los nuevos modelos producidos y, muchas veces, en los que jamás llegaron a la cadena de montaje, como nuestro protagonista de hoy: el Alfa Romeo Carabo.
El proyecto se realiza por el interés de Alfa de experimentar en la búsqueda de un vehículo capaz de liderar el sector deportivo. Dando espacio a la libertad de las formas, encargó su diseño a Carrozeria Bertone, quien aportó lo más interesante de este vehículo: su imagen.
Es increíble que un auto con una imagen tan futurista estuviera inspirado en un insecto, un coleóptero, de formas redondeadas y poco aerodinámicas. Sin embargo, Marcello Gandini supo ver a través de toda su armazón y creó la más espectacular de las metamorfosis, logrando un estilo que aún a día de hoy –medio siglo después– luce modernista, llegando hasta el detalle del color, tomado de una lamprima australiana.
El primer, y único, prototipo estuvo listo en 1968 y se expuso en el Salón del Automóvil de París de ese año. Fue pintado en un color verde con naranja luminiscente, que imita los colores de este insecto. Tenía una carrocería tipo coupe, con dos novedosas puertas tipo tijera, y 4.1 m de longitud total con apenas 0.99 de altura. Esto reforzaba la impresión de auto futurista y deportivo, siendo ancho y muy bajo. Los vidrios estaban sobredimensionados para ajustarse al gran tamaño que tienen los ojos compuestos de los coleópteros.
Mecánica
El prototipo se construyó sobre el chasis del Alfa Romeo 33 Stradale. Fue un vehículo funcional, equipado con un motor V8 de 1.995 cc y 230 CV de potencia a 8 800 rpm. Un motor que, sin dudas tenía un régimen alto de giro. Con esta máquina el Carabo llegó a alcanzar la muy extraordinaria cifra de 250 km/h de velocidad máxima –recordemos que eran los años sesenta– y aceleraba de 0 a 100 en solo 6.5 s. La caja de cambios era manual y con 6 velocidades, reforzando el enfoque deportivo y vanguardista del vehículo.
El prototipo fue terminado en 10 semanas y se conserva en el Museo Storico Alfa Romeo de Arese.