Siempre llama la atención los modernos prototipos, repletos de maniquíes, lanzados a toda velocidad contra una pared. Nos atrapa su imagen repetida a cámara ultralenta, una y otra vez.
Pero ¿cómo surgieron estos test? ¿De quién fue la idea? ¿Cuál fue el primer prototipo utilizado? Todo, y mucho más, en nuestra columna de hoy. ¡Síganos!
Los primeros intentos de hacer autos más seguros, resultaron en vehículos más sólidos, pero esto conspiraba contra los performances. La seguridad había que tratarla desde la física y la ingeniería. Sin embargo, a partir de los años cincuenta es que se puede hablar de la investigación y desarrollo organizado de la seguridad automotriz. De esa época son importantes los aportes de Ford, en sus modelos 1955 al 1957, con elementos para absorber energía y disminuir los impactos sobre los pasajeros, incluyendo cinturones de seguridad.
El cinturón de seguridad era empleado en aviación desde los años treinta y Preston Tucker lo equipó en su revulsivo, y único, modelo Torpedo, de 1948. Finalmente, se universaliza gracias a Volvo, que luego de patentar el Cinturón de Tres Puntos, en 1959, libera la patente. Renunció a una cantidad inimaginable de dinero. Antes, ya Volvo había incorporado el parabrisas laminado y estructuras contra impactos en su modelo PV 444.
Menos conocido es, que en fecha tan lejana como 1953, John Hetrick -de Newport, en Pennsylvania- logró la primera patente mundial sobre una bolsa de aire. Sin embargo, era un elemento muy rudimentario, a base de aire comprimido y que no actuaba con la inmediatez necesaria. Pasarían casi dos décadas para que Mercedes lograra introducir con éxito un Airbag, en 1981.
Pero a lo nuestro. El primer prototipo creado para crash test que este junta letras tenga noticias fue el Cornell-Liberty Safety Car, de 1957. Es el mejor ejemplo de por qué los cincuenta marcan el cambio en materia de seguridad automotriz. Ya desde 1952, Cornell Aeronautical Laboratory y Liberty Mutual Insurance colaboraban en este aspecto. Definen que para mejorar el diseño de los autos es necesario “aprender” de los accidentes y, para ello, lo mejor era recrearlos en laboratorios. Así, surge la idea de las pruebas de accidentes (crash test) con vehículos equipados con maniquíes, en condiciones controladas, y se diseñó este modelo de prototipo, que la historia ha llamado Cornell-Liberty Safety Car.
Muchas de sus ideas y conceptos resultaron proféticos y aún se aplican. Pero, sin dudas, fue la base de la investigación y pruebas de calificación (como las estrellas de Euro NCAP) tal cual las conocemos hoy. Un ejemplar del Cornell-Liberty Safety Car se conserva en el Museo Ford, en Dearborn.