Aunque la economía China está en fase de desaceleración, el gigante asiático seguirá siendo quien impulse la industria automotriz mundial en los próximos años.
Se estima que las ventas en China aumentarán a 29.9 millones de unidades en 2019, un aumento del 25% en solamente un lustro.
En año y medio, China ha crecido nominalmente en 1.7 millones de unidades, lo equivalente a la mitad de todo el mercado alemán. Comparado contra Estados Unidos, China le saca una ventaja de 10 millones de autos.
Pero, aunque en la actualidad todo marcha sobre ruedas, existe una gran preocupación acerca de la sostenibilidad de la demanda del mercado. Las actitudes hacia la propiedad de autos y las restricciones del gobierno pueden inhibir las compras automotrices en algunas regiones del país.
En China, un auto a menudo representa un símbolo de estatus principalmente en la clase media. De hecho, los chinos usan muy poco sus coches, lo que ocasiona que reemplacen sus autos a un ritmo menor que en otros países. Es de ahí que los consumidores en China también pueden estar abiertos a formas alternativas de propiedad, como el uso compartido.
Otro factor del estancamiento del mercado chino, es que muchas de las principales ciudades chinas han alcanzado su capacidad máxima para otorgar licencias de conducir. Ante esta situación, los fabricantes que operan en esas regiones deben acomodar su inventario en otras partes del país. El número de vehículos de pasajeros registrados en las ciudades chinas que han implementado restricciones a las licencias descenderá en los próximos años, cayendo a 1.6 millones en 2019.
En general, la situación del mercado en China sigue siendo positiva y las perspectivas de crecimiento siguen siendo optimistas. Aun así, los planificadores estratégicos están alertas frente los crecientes desafíos y riesgos de operar en el país.
Tomado de www.autocosmos.com