Al nivel del Bugatti Veyron, del Ferrari Enzo o el McLaren F1, con 20 años de existencia, la historia del Ultima Can-Am merece ser contada.
El Ultima Can-Am es la entrega final de Ultima, fabricante independiente de Reino Unido, especializado en súper-autos y bólidos deportivos. Aunque para muchos era apenas una versión descapotable del más conocido GTR, en verdad apenas el frente y los paneles laterales resultaban intercambiables.
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Esta impresión puede resultar del hecho de que ambos poseen performances extraordinarios, pero en el Ultima Can-Am se vive la emoción del viento a 300 km/h con toda intensidad, por ser un convertible. Este sensacional bólido era comercializado en piezas para ser armado por el comprador, o completamente terminado, como un auto listo para el tráfico.
El Ultima Can-Am fue el resultado de 20 años de investigación, ensayos y desarrollo que culminaron en un chasis extraordinario que, complementado por una suspensión independiente, desarrollada para este modelo, ofrecía un nivel de maniobrabilidad y comportamiento muy superior a la mayoría de sus contemporáneos.
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El protagonismo del Can-Am, sin embargo, estaba bien metido en sus entrañas. Montado al centro del vehículo, iba un motor V8 de 5,7 litros, de origen Chevrolet y 300 CV, en su versión estándar. Sin embargo, la diversión estaba a cargo de las opciones a partir de 600 CV de potencia y 705 Nm de par motor, que se ofrecían de esta planta de fuerza, las cuales disparaban al Can-Am en menos de 4 segundos hasta las 60 mph (96 km/h). Con ese motor, y engranado a una transmisión de tracción trasera y caja de cambios manual Getrag, de 6 velocidades, la cota exacta era tan brutal como 3,1 segundos.
El Ultima Can-Am tenía un peso de apenas 924 kg que lo hacía muy eficiente, gracias a que lograba obtener 105 CV por cada litro de desplazamiento, 649 CV por tonelada de peso y 763 Nm de par motor por tonelada. Por eso, sus performances aún son referencia y están al nivel de Bugatti, McLaren o Ferrari.
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El Ultima Can-Am, fue un auto tan exquisito que su techo ajustable garantizaba ser impermeable, incluso a velocidades superiores a los 320 km/h. Vale acotar que su velocidad máxima registrada llegó a los 329 km/h, alcanzando los 160 km/h en 11 segundos.
Para complementar este comportamiento extremo se utilizaron frenos de discos, ventilados, delante y detrás. Estaba montado en llantas de 18 pulgadas e instrumentos analógicos, claramente legibles.