Los años 50 potenciaron como nunca la fantasía en el diseño automotriz. Fruto de ese esplendor tenemos este espectacular prototipo: El Plymouth XNR.
El final de la Segunda Guerra Mundial marcó un florecimiento de la creatividad y la esperanza en el mundo, como nunca antes. La industria automotriz fue uno de los principales escenarios de este fenómeno, pues el transporte era vital para la recuperación. Así, la tecnología se revolucionó y la estética floreció impulsada por los nuevos aires de libertad y esperanza.
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Esto se reflejó en modelos que dejaron atrás patrones establecidos por décadas, y hasta por siglos. Existían eventos como Motorama dedicados por completo a este aspecto. Inspirados en los aviones de combate, con detalles sorprendentes, llamativos cromados, y mucha libertad de criterio en cuanto a proporciones, medidas y formas. Llegaron elementos como los grandes alerones, carrocerías extremadamente alargadas o incluso diseños tan radicales como este Plymouth XNR Concept, presentado en 1960.
Su desarrollo comenzó en 1957, y poco después estuvo lista la primera maqueta de barro, a tamaño real. Fue concebido por el legendario diseñador Virgil Exner, como un rival potencial para el Chevrolet Corvette. Exner se inspiró en rasgos de algunos coches de competición de Indianápolis y la aleta que se sitúa por detrás del conductor, del Jaguar D-Type, una de las leyendas de Le Mans en esos años.
Logró con el XNR un auto diferente a todo cuanto rodaba en Norteamérica entonces. Un diseño asimétrico, donde todo acoplaba y lucía espectacular. Nada que ver con los típicos “almendrones” que salían de las fabricas yanquis de la época.
Exner concibió el nuevo XNR basado en la plataforma ya existente de los Chrysler Vaillant y Plymouth Lancer de serie de la época. Para su movilidad se empleó un motor de seis cilindros en línea, con modificaciones NASCAR, el cual entregaba la friolera de 250 CV puros y netos. Era una cota descomunal para un “seis” en plenos años cincuenta.
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Chrysler llevó el flamante prototipo a su pista de pruebas y dejó constancia de que allí logró hasta 241 km/h, sin mucho esfuerzo. Lo comenzó a llamar “el coche de sus sueños hecho realidad” en varios videos promocionales que llegaron a realizarse.
Sin embargo, los ejecutivos de Chrysler no pensaron igual. No vieron el punto de competir frente a los deportivos de Chevy –sobre todo el Corvette- y poco después de su presentación, el Plymouth XNR Concept regresó al taller de Carrozzeria Ghia, en Italia, en el que se construyó, hasta que el prototipo fue vendido a un suizo y más tarde acabó en las manos de un coleccionista iraní que resultó ser Mohammad Reza Pahlevi, el Sha de Persia.
Así, durante cinco décadas, este prototipo ha pasado de un garaje a otro y por las manos de numerosos coleccionistas, sobre todo de Oriente Medio, cautivados por su estética.