El Bristol Britannia fue una aeronave emblemática en la categoría de turbohélices, con un tortuoso desarrollo y un excelente desempeño para sus operadores.
En los finales de los años 40 e inicio de los 50, el gobierno británico a través del Comité Brabazon realizó cuatro propuestas de modelos de aeronaves que el mercado aéreo británico necesitaba. Estas aeronaves tenían el objetivo de enlazar todas las posesiones del Imperio Británico. La construcción de dos de ellas le fue adjudicada a la Bristol Aeroplane Company, el Bristol Brabazon, entregado en 1949 y el Bristol Britannia entregada en 1952.
El programa estuvo plagado de dificultades que provocaron diferentes ajustes en el proyecto de desarrollo. Inicialmente podía portar tanto motores de pistones como turbohélices, pero la Bristol se decidió por el motor turbohélice Bristol Proteus.
Diseñado para una capacidad de 74 pasajeros y en la categoría de medio-largo alcance, las primeras series acomodaban 90 pasajeros.
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El primer vuelo fue realizado por el Britannia Serie 101 con matrícula G-ALBO el 16 de agosto de 1952. El largo periodo de prueba que siguió a este hecho finalizó el 1º de febrero de 1957 cuando realizó su primer vuelo comercial con BOAC en la ruta Londres-Johannesburgo.
Durante el largo periodo de pruebas se afrontaron serias dificultades con el motor Proteus 765. Algunos prototipos sufrieron accidentes y en busca de soluciones se fueron realizando modificaciones a los modelos.
A partir de su introducción en la British Overseas Airways Corporation (BOAC), el Bristol Britannia fue adquirido por otras aerolíneas británicas y por aerolíneas de otras naciones que fueron posesiones británicas, solo cuatro aerolíneas fuera de ese entorno adquirieron la aeronave: El Al de Israel, Aeronaves de México, Transcontinental de Argentina y Cubana de Aviación.
El Bristol Britannia se convirtió en una excelente aeronave para recorridos de medio- largo alcance con un alto nivel de confort. La baja emisión de ruido hizo que fuera bautizado como “The Wishpering Giant” (El Gigante Silencioso).
Se construyeron solo 87 ejemplares de todas sus series. Su producción se mantuvo hasta 1960. La entrada en servicio de los primeros cuatrirreactores comerciales, capaces de volar más alto, más lejos y más rápido como los B-707 y DC-8 hizo que las aerolíneas optaran por ellos dejando a un lado al Britannia.
No obstante, tuvo una exitosa carrera refrendada por su permanencia en servicio a lo largo de muchos años, los que eran sacados del servicio con pasajeros fueron convertidos en cargueros y pudieron ser vistos operando hasta finales de los años 90.
Los especialistas lo consideraron: “un excelente airframe design” con un motor no probado. No obstante, resueltos mucho de sus problemas, fue considerado un excelente avión.
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