Fue un coloso de madera que en su época era el navío de guerra mejor armado y más grande del mundo. Se hizo en el astillero de Arsenal en el año 1769, tras dos años de trabajo y a un costo total de 40 000 ducados.
Así le decían al “Santísima Trinidad”, un imponente navío que fue buque insignia de la marina española a finales del siglo XVIII e inicios del XIX. Tenía cuatro cubiertas y contaba 140 cañones, 1 159 marinos a bordo y la riqueza de sus interiores era proverbial, parecía imposible que pudiera ser hundido por ningún enemigo.
Sin embargo, en 1805, después de combatir contra siete navíos ingleses a la vez en la batalla de Trafalgar, donde peleó hasta las últimas consecuencias, sufrió cuantiosos daños y perdió unos 300 hombres (de ellos 200 muertos), para terminar poco después, yéndose a pique a unas 25 o 30 millas náuticas del puerto de Cadiz.
Pero veamos esta historia. La industria de la construcción naval para navíos de guerra en La Habana, data de 1555. Y fue una de las más florecientes de las fuentes de trabajo de la localidad. Antes de que La Habana se conociera por su buen tabaco, ya era conocida por armadores, marinos y piratas como sitio donde se construían buenos barcos.
En 1767 llega Mateo Mullan a La Habana. Este es uno expertos contratados para el remozamiento de la construcción naval española. Mullan traía en la mente un navío de 112 cañones y tres puentes, superior a los de 80 cañones fabricados entonces. Pero el intendente de Marina, Conde de Macuriges, y el jefe de la Escuadra, Juan Antonio de la Colina, habían decidido construir uno menos artillado.
Finalmente prevaleció el proyecto de Mullan y en agosto de 1767 comenzó el acopio de madera. Para octubre se tenía montada la quilla en la grada del astillero. Pero Mateo Mullan murió en noviembre de ‘vómito negro’ ante la consternación de todos. Sin embargo, ahí estaba su hijo, Ignacio Mullan, un teniente de fragata graduado y 2do constructor, y varios colaboradores para sumir el trabajo.
Por la Real Orden de marzo de 1768, el nuevo navío se llamaría “Santísima Trinidad”. Y salió del astillero Arsenal a las 11:30 de la mañana del 2 de marzo de 1769. Tenía 61.40 m de eslora; quilla: 52,72; manga: 16,59; y punta: 8.31. Arqueó 4 902 toneladas. Cargó con 960 marineros y su capitán fue Juan Antonio de la Colina.
El “Santísima Trinidad” recorrió los océanos llevando el pabellón español, combatió, fue reparado y rearmado varias veces hasta 1805, en Trafalgar. En esa batalla, se enfrentaron y dejaron de existir dos íconos navales: el almirante inglés Horatio Nelson y el navío español apodado “Escorial de los mares”.