Con más de un Siglo entre nosotros, los montacargas han evolucionado según los requerimientos del constante ascenso en la manipulación de cargas.
Podemos decir que desde mediados del Siglo XIX hasta el primer decenio del XX, el desarrollo económico y otras necesidades puntuales (como fue la I Guerra Mundial y su demanda de personal hacia el Frente), dieron origen a lo que hoy conocemos como montacargas; fork lift truck; carretilla elevadora etc.
Ya en 1917, la norteamericana Clark comenzó a usar moto-elevadores en sus fábricas. En 1919 y 20 respectivamente, la Towmotor y la Yale se lanzaron al mercado con sus equipos manipuladores de cargas en puertos y almacenes; constituyendo figuras claves en estos áreas durante los años 20 y 30.
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La popularidad de la nueva técnica se incrementó notablemente con la introduccion de sistemas hidráulicos de elevación y el surgimiento de equipos movidos a batería; en ese entonces de ácido-plomo, que les permitían operar en espacios con poca ventilación o refrigerados.
El año 1946, hasta ese momento atado a una economía de guerra, marca el fin de un período que da paso a mayores aumentos en los movimientos de cargas de todo tipo, con demanda de mayores almacenes y transporte multimodal, donde los trasbordos de cargas constituyen parte indisoluble de las cadenas de distribución. De esa forma, en los años 50 los montacargas ponen en servicio nuevas variantes para afrontar esas necesidades.
En 1954, la británica Lansing-Bagnall, hoy parte del Grupo KION, desarrolla un modelo eléctrico capaz de operar en pasillos estrechos entre estantería y elevar la carga a niveles superiores; ampliando la capacidad de almacenaje en superficie y en altura. El modelo se considera el precursor de esta categoría. Estas prestaciones, asumidas por otros fabricantes, hace necesaria la protección del operador ante los nuevos riesgos que debe afrontar. Surgen así entre los años 60 y 70, los techos protectores y otros elementos que garantizan la seguridad del equipo y su operador.
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Los diseños ergonométricos comienzan a desarrollarse en los 80, brindando superior comodidad a los operadores y una mayor productividad. Resultan asequibles equios movidos a diesel; gasolina; LPG; eléctricos, tanto de ácido-plomo o de lones de Litio. La introducción de equipos movidos a corriente alterna (AC) y otros con tecnología fuel-cell, ya forman parte del avance paralelo a las necesidades de una tecnología en constante innovación.
Actualmente, existen montacargas con esas variantes motrices y posibilidades de izaje desde una hasta 50 ton; capaces de manipular TEU´S de 40´ en espacios portuarios, patios ferroviarios, etc. Agregamos a ello, la variedad de aditamentos que faciitan a estos equipos mover cargas tan disímiles como bobinas de papel periódico; coils de acero; contenedores; pallets; barriles, etc. Prácticamente para cada carga hay un aditamento disponible. La pericia de los operadores se muestra en competencias que periódicamente convocan las Asociaciones de fabricantes en los principales Países productores.
Es de notar que entre los mayores fabricantes se encuentran algunos bien conocidas de la Industria automovilística, como Toyota; Mitsubichi; Nissan y Hyundai; también otros dedicados a maquinaria pesada de construcción como Caterpillar y Komatsu forman parte de esta vanguardia. Igualmente entre los primeros lugares, encontramos el Clark, el Hyster, el Yale y el TCM. Todos compitiendo con varias compañías Chinas que en pocos años han hecho su debut en este mundo del forkt lift.
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