El ahorro de combustible se ha convertido en uno de los grandes retos para la industria de la automoción y es algo a lo que nosotros también podemos aportar mucho. Una mejor cifra de consumo no está reñida con un concepto cada vez más de moda: el de la eficiencia. Por una parte, la presión sobre la industria por reducir consumos y emisiones está motivando la aplicación de nuevas tecnologías que optimizan la eficiencia de los vehículos. Por la otra, existe en la actualidad una concienciación real sobre la necesidad de ser más eficaces y favorecer la sostenibilidad, aprovechando mejor nuestros recursos y, de paso, aumentando nuestro ahorro. Esto depende en buena medida de nosotros mismos.
La tecnología que afecta al consumo del combustible de los vehículos aúna muchas áreas de la industria actual. Pocas veces en la historia habíamos asistido a la aparición de tantas soluciones y a un ritmo tan acelerado.
Así es como la industria mejora la eficiencia...
Optimizar el consumo parte del mismo diseño de un vehículo, mejorando su resistencia aerodinámica. Algo que no era un problema en la prehistoria de la automoción, cuando los coches no alcanzaban grandes velocidades, sí que se convierte en una cuestión vital en nuestros días. Se trata de reducir la fuerza de rozamiento contra el aire, y los fabricantes cada vez exprimen con más ahínco esta asignatura.
Algo similar ocurre con las fricciones internas del motor y las mejoras en los lubricantes, junto a la reducción de la masa de los vehículos. Esta conquista pasa por la utilización de nuevos materiales más allá del acero, como la fibra de carbono, el aluminio o el magnesio.
Los neumáticos son otra fuente de pérdida de energía, fruto del rozamiento y las deformaciones en su estructura interna. En ese aspecto, se está apostando por reducir el rozamiento sin comprometer la seguridad, pues esto implica que otras variables como el agarre cambien.
La evolución de la motorización y la transmisión también está a la orden del día. Existen varias soluciones que se están aplicando en la actualidad tales como la llamada semi-hibridación (que beneficia a aspectos como la recuperación, el apoyo al par de giro o a los sistemas stop-start), la mejora en la gestión térmica del motor, o la introducción del downsizing, compresores y turbocompresores. El cambio automático está contribuyendo en ese aspecto, con la llegada de la transmisión variable continua (CVT) o de convertidores de par más eficaces.
Igualmente, la proliferación de los sistemas Start-Stop está siendo fundamental para aumentar el ahorro de combustible. Estos aprovechan la energía acumulada por el vehículo para detener el motor a velocidades muy reducidas o cuando nos encontramos parados. Se calcula que los consumos urbanas pueden mejorarse hasta en un 30%.
La mejora de la electrónica implica también un ahorro considerable, junto a factores como la más selectiva gestión de la climatización o el uso de asistentes a la conducción cada vez más sofisticados.
...y esto es lo que nosotros podemos aportar
Una conducción eficiente depende (hasta la llegada efectiva del coche autónomo) de que los conductores lo sean. A continuación os damos una serie de consejos prácticos para mejorar nuestro ahorro al volante:
- Vigila la correcta presión de los neumáticos. Un inflado por debajo de lo aconsejado puede afectar al consumo.
- No cargues el vehículo con equipaje innecesario u objetos inútiles. El peso es, como ya sabemos, un factor fundamental en el consumo.
- Salvo excepciones, vigila tu aceleración para que sea progresiva y suave.
- Mantén una velocidad lo más constante que sea posible. Esto implica adelantarnos a lo que va a ocurrir, aprovechando nuestra inercia si, por ejemplo, vemos que el vehículo que nos antecede decelera o se detiene.
- Utiliza marchas largas siempre que sea posible.
- Inicia la marcha sin demasiadas dilaciones desde el arrancado del motor y una vez detenido, no lo mantengas encendido más de un minuto.
- No circules demasiado con las ventanillas bajadas, sobre todo si la velocidad es elevada. (Tomado de Motorpasión)