
Aunque están viendo un modelo 2010, en él se mezclan detalles modernos: como la pintura y las llantas de aleación de cinco radios y veinte pulgadas de diámetro, con líneas de diseño al puro estilo Muscle Car. La palanca de cambios, inspirada en la del Dodge Challerger de la década del sesenta, es un detalle que acentúa su originalidad. No puede faltarle, como buen coche americano, su exagerado motor y la versión de transmisión automática.
El propulsor es un gigantesco motor V8, ocho cilindros en V, de 6.1 litros de desplazamiento, simple árbol de levas en cabeza (SOHC) y dos válvulas por cilindro (16 en total). Entrega una potencia de 425 CV a 6 200 rpm y un par motor máximo de 569 Nm a 4 800 rpm.
Transmite al tren trasero en dos versiones, una manual (Tremec TR-6060) de seis velocidades y otra automática (de serie) con cinco marchas. La velocidad punta sobrepasa los 250 km/h, mientras que acelera de 0 a 100 km/h en 5.0 segundos.
Para estar acorde a nuestros días, el Dodge Challenger SRT8 cuenta en su interior con un sistema Electronic Vehicle Information Center (EVIC) para brindar información puntual sobre el funcionamiento del deportivo, donde destacan: datos de aceleración, frenado y fuerza G. Los asientos, forrados en cuero, tienen diseño deportivo combinados con un elaborado volante.
El peso homologado es de 1 859 kg, por lo que su relación peso/potencia es de 4.4 kg por cada caballo de fuerza. Las suspensiones, delantera y trasera, son independientes, mientras que el sistema de frenos se compone de discos ventilados en las cuatro ruedas.