Mientras Dunlop iniciaba la producción industrial de su invento en Gran Bretaña, los hermanos Michelin le dieron el toque final en Francia. La llanta desmontable fue la solución rápida y viable al maldito ponche, que dejaba botado el invento de Dunlop. Así se puso a punto la llanta desmontable en tres partes, inventada por Eduard y Andre Michelin, y la victoria en la carrera París-Brest-París le dio la popularidad necesaria.
Allá por el año 1889, un turista inglés que viajaba por el centro de Francia en una bicicleta primitiva equipada con el invento de Dunlop (las llantas inflables), se ponchó. Como no podía seguir en esas condiciones, acudió a Clermont-Ferrand para reparar su bicicleta. ¿Por qué a Clermont-Ferrand? Pues porque esta historia comienza mucho antes, veamos.
Corría el año 1830 en la región francesa de Clermont-Ferrand, hoy cuartel general de uno de los mayores y más legendarios fabricantes de neumáticos del mundo: Michelin. El abuelo de los hermanos Michelin, Francis Aristides Barbie, y su primo Daubrée, dirigían un pequeño taller que construía maquinaria agrícola, embrión de lo que sería la primera fábrica de neumáticos Michelin, hace ahora 182 años.
Los talleres de Clermont-Ferrand se fueron haciendo famosos y allí se dirigió el ciclista inglés a reparar su bicicleta. Los hermanos Michelin tomaron cartas en el asunto y pusieron manos a la obra. Coger un ponche en esa época se podía demorar fácilmente unas tres horas y, luego, toda la noche para que secara el pegamento con que ”soldaban“ el neumático a la llanta de la bicicleta.
Hay que decir que no todas las bicicletas de entonces tenían llantas inflables. Andaba sobre ruedas de madera y las mejores con zunchos de goma, cuya fricción con el camino hacían muy difícil en avance. La llanta inflable resolvió este problema y la bicicleta se hizo más cómoda y mucho mejor medio de transporte. Tanto dan y gozan los hermanos Michelin con la bicicleta del inglés que terminan por volverla a ponchar.
Para repararla necesitan otro día más. Entonces, más disgustados por no poder seguir montando la bicicleta que por tener que arreglarla otra vez, los hermanos Michelin se proponen buscarle una solución al problema. Eduard y Andre se afanan en la solución del ponche maldito que deja la bicicleta sin uso durante casi un día completo.
Al cabo de tres meses ya tienen un neumático desmontable, en cuya reparación se invierten unos 15 minutos. Y con la práctica, ese tiempo puede reducirse. Han inventado el neumático desmontable y, en 1891, queda patentado. Ha comenzado la leyenda de los hermanos Michelin.
La fábrica de Clermont-Ferrand apenas da abasto con los pedidos. De acuerdo a estadísticas de la época, en 1903, hay rodando en París (solo en la capital de Francia) más de 6 000 coches con neumáticos Michelin. Y las ventas crecen cada vez más. En poco más de una década, el invento de los hermanos Michelin se ha popularizado de tal manera que no se concibe un vehículo sin sus neumáticos.
Michelin en Francia y Dunlop en Gran Bretaña fueron las dos de primeras grandes marcas de neumáticos, la tercera fue Firestone. Harvey Firestone era un vendedor de carruajes norteamericano que en 1895 conoció a Henry Ford… pero esa es ya otra historia.
Créditos
Willy Hierro Allen