Las ”esculturas rodantes“ creadas por Ettore Bugatti se rigieron por un lema familiar que decía: ”Nada puede ser demasiado hermoso, nada puede ser demasiado costoso“. Durante tres décadas diseñaron y construyeron automóviles fantásticos que se destacaron por su belleza y alto rendimiento.
La Marca
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De origen francés, esta marca de automóviles de gran lujo y competición, fue fundada por el italiano Ettore Bugatti en Molsheim, Francia, allá por 1909. Rápidamente los Bugatti ganaron fama de bellos y poderosos, para ganar en el Gran Premio de Brescia (1912) los cuatro primeros lugares con el Bugatti Type 13. Así empezó la leyenda.
En cuatro años (1929-1932) Bugatti fabricó solo seis unidades del modelo Type 41 ”Royale“, el automóvil más lujoso de aquella época. El ”Royale“ era una gigantesca limusina de 6,5 metros de largo con un motor, también inmenso, de 12,7 litros que daba unos 300 CV. Los Bugatti, además de ser hermosos, ganaron múltiples carreras, incluida la legendaria de resistencia: 24 Horas de Le Mans.
Tras infinidad de amarguras, Ettore Bugatti falleció en 1947, pero quedó su legado. Después de dos intentos fallidos: Type 251 en 1956 y EB 110 en el año 1991, el Grupo Volkswagen compró el nombre Bugatti (lo único que quedaba) y revivió la marca con el Bugatti Veyron EB: motor W16, 8 000 cc, 1 000 CV y 407 km/h de velocidad. Y acelera de 0 a 100 en 2 segundos.
El Logotipo
Junto al logo con la EB formando una simetría y el apellido Bugatti en un óvalo rojo, hay dos elementos en sus más célebres modelos: la herradura y el elefante. Y conociendo a Ettore Bugatti, todo tiene su explicación.
El padre de Ettore, Carlo, fue un afamado diseñador de muebles, joyas y tejidos de estilo Art Nouveau; su hermano Rembrandt, uno de los mejores escultores en metal de su época y en su familia había valorados artesanos. Con esos precedentes no es de extrañar que Ettore cultivara el arte.
La insignia de la marca tiene sus iniciales (EB) y su apellido (Bugatti) en un óvalo con bordes moletados y fondo rojo. La E está invertida porque, si se viera la imagen del logo reflejada en un cilindro, se vería correctamente orientada y el óvalo como una circunferencia moleteada, similar a la tapa de un radiador para facilitar el agarre.
Precisamente sobre la tapa del radiador, Ettore colocó la pequeña escultura del elefante en dos patas y trompa en alto, obra de su hermano Rembrandt, y la parrilla frente al radiador en forma de herradura, ambos emblemáticos de la buena suerte que, según dicen, tal vez buscaba y nunca encontró.